viernes, 8 de octubre de 2010

Queremos tanto a Vargas Llosa

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Jueves 7 de Octubre de 2010. Me desperté a las 6 y 25 de la mañana. Otra noche que no duermo más de 4 horas. Tenía que trabajar, tenía mucho sueño, salí de mi cama y me fui al dormitorio de mi primo el Cata, donde está la tele, felizmente estaba apagada, me acomodé en una de las camas y seguí durmiendo. Mi celular sonó a los pocos minutos, era mi papá.

Estaba emocionado, parecía que había ganado algo. No era él, lo único que quería transmitirme su alegría era que a Vargas Llosa le dieron el premio Nobel de Literatura. "Ah mira, qué bien, qué gusto." le respondí pensando "¿esto se habrá estado comentando anoche en twitter?" mientras él me respondió emocionado algo como esto: "ahora podrás contarle a tus nietos que le estrechaste la mano a un premio nobel, ¿aún guardas las fotos que te tomaste con él? Le respondí que sí y colgó.

El Cata había escuchado la conversación, prendió la tele. Estaban hablando de Vargas Llosa, yo estaba más dormido que despierto. Vi fotos antiguas del escribidor, y luego la cara de poto de Aldo Mariátegui interrumpiendo cada dos segundos la emoción de su compañera. Este tipo es tan odioso que está narrando un momento histórico para el Perú y lo único que sabe es dar datos insignificantes: que Octavio Paz, que Borges, que el sexto nobel latinoamericano, que en las apuestas de Londres Vargas Llosa estaba en el puesto 18, que en Londres apuestan hasta si llueve o no llueve, que los premios nobel siempre son inesperados... Maldito Aldo Mariátegui, hazle un favor al Perú y cámbiate de apellido, ¿no quieres apellidarte Cataño? Aldo Cataño suena bien para mí y para tu cara de poto y para tu pensamiento de poto y va con tu apoyo a la candidata del poto.

Pensaba mientras abandonaba otra vez este asqueroso mundo real comandado por la voz de poto de Aldo Mariátegui comentando la mejor noticia que podría recibir un país, oye, imbécil, esto es mejor que campeonar un mundial de fútbol. Métete tus estadísticas al poto. Seguí pensando ya mientras dormía.

Dormí un par de horas más. Tuve unas cuantas pesadillas bien intensas. Soñaba que el sol no existía, que todo andaba a oscuras medianamente iluminado por unos postes de luces naranjas. Todos los metales estaban oxidados, y había mucho mucho movimiento de carros, trenes, subtes y demás. Yo tenía 4 habitaciones en distintos lugares de la avenida principal pero ninguna tenía pared. Me echaba a dormir y no me dejaba tranquilo el ruido del caos que producían los seres humanos movilizándose en ese mundo oscuro. Yo me movía muy rápido, y habían escaleras, tiendas, edificios y trenes, al final tomé una combi, pagué una quina, llegué a una escalera que no llevaba a ningún lugar, pensé que debería haber llevado mi cámara para tomar una foto y mandársela a la gente de perufail. Todo era un caos espantoso. No quería despertar.

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Los diarios no hablaban del nobel de Vargas Llosa, ¿a qué hora se dio la noticia? Me pasé toda la mañana trabajando, me tocaba clases con los niños de inicial. Fui feliz. Terminé de trabajar y tocaba reunión semanal de profesores, 24 adultos reunidos en una sala, todos sin almorzar, y la reunión empieza a la una y media y termina a las 3 de la tarde. Muchos problemas, pocas soluciones, no me gusta la mala vibra que desparraman los adultos. Fui infeliz.

Empecé a pensar en Mario Vargas Llosa, premio nobel carajo, piensa Varguitas.

La felicidad volvió a mí. Yo lo conocí en la 4ta feria del Libro de Trujillo, y lo único que puedo decir de él es que de antipático no tiene nada. Firmó el libro a todos los que hicieron su fila, y eso ya es un montón. Para todos tenía una sonrisa cálida. Era un correcto caballero europeo, pero a la vez tenía algo de criollón. Su conferencia magistral estuvo repleta de ocurrencias que deleitaron al público. Estaba feliz. Era un hombre feliz. Me cayó bien, y eso ya es raro.

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Muchos podrán decir, adoro sus libros, pero detesto su pensamiento político. Yo no, yo respeto sus ideas aunque no las comparta. En un video que el señor Sifuentes acaba de subir otra vez a su blog comenta justamente esto de que "Vargas Llosa cae simpático, a pesar de que dicen que es antipático".

Yo recordé más bien que el que me cayó súper antipático fue Bryce Echenique. En la última visita que hizo a Trujillo, presentación de su libro la esposa del rey de las curvas, en el after party se comportó pésimo, peor que diva, capaz de escupir a cualquiera que se le acerque con una camarita, y si le pedías un autógrafo, agárrate que nada podía ponerlo de peor humor.

Lo que me pareció más gracioso del video del señor Sifuentes, es que Vargas Llosa declara que le gustan los toros. ¿Y? ¿Qué tiene de malo? También le encanta el fútbol, el cine, la literatura, es hincha de Universitario de Deportes y del Real Madrid. Cometí el error de comentar esto de los toros en twitter, al toque me cayeron unos cuantos unfollows. Gente pedorra. Yo crecí yendo a un mercado barranquino donde mataban el pollo que ibas a comprar delante de ti, lo metían a una especie de embudo que terminaba con filo. ¿Y?

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OK, ahora viene la frase típica de la noche: El primer libro que leí de Vargas Llosa fue Conversación en la Catedral.

Yo de niño consideraba a los libros como mis amigos, este primer libro que leí de Vargas Llosa llegó para quedarse, como lo escribí hace un tiempo en este blog. Al comienzo tuve mis reparos para con Vargas Llosa, recuerden que crecí en la época del Fujimorismo, donde todos los amigos periodistas hablaban de Vargas Llosa como "el ciudadano español".

Cuando leí ese primer libro de Vargas Llosa, se fue a la mierda toda la basura que los medios de la dictadura hablaban sobre él. Este pata estaba contando la historia del Perú, sus problemas políticos y sociales. La estructura de las conversaciones laberínticas fue genial. Me volví loco. Me volví un experto en detectar nuevas conversaciones al aire. Las marcaba, le ponía númeritos, escribía notitas, me sentía como Russell Crowe actuando de John Nash. Este libro era para mí un paraíso. Borges podía meterse su biblioteca al poto.

Lo único que me decepcionó de Conversación en la Catedral fue el final, no recuerdo por qué, no me pregunten el final ahora, yo tenía 19 años, hubiera preferido que el libro acabe donde comenzó.

Luego he tenido la suerte de leer La fiesta del Chivo, que me lo prestó mi hermano Paco, El paraíso en la otra esquina, que me lo prestó un amigo profe de literatura, también leí Lenguaje de una Pasión, ese libro no recuerdo a quién se lo robé.

La guerra del fin del mundo fue el último libro que leí de Vargas Llosa, pero no se preocupen, vendrán muchos más.

Gracias Mario, leer tus ficciones es siempre un placer, saber que eres peruano es un orgullo, leer de tus problemas en la escuela militar me sirve para reírme de los míos, recordar que creciste sin tu padre me ayuda a creer que mi hijo algún día será premio nobel.

Los que nunca hemos ganado nada, ni siquiera una canasta por el día de la madre, nos alegramos de tu triunfo.

Gracias Mario.


* La foto la tomé de la galería del fotógrafo Heduardo con Hache, no se pierdan la galería completa.

** El retrato es de Andrés Edery