sábado, 4 de abril de 2009

¿Quién se preocupa por las mujeres?


En cuestión del aborto, la Iglesia afirma que el fin no justifica a los medios y olvida a menudo que la peor parte la lleva más de las veces la mujer gestante.


Díatreinta
Orietta Brusa

Brasil. El obispo de Olinda y Recife, José Cardoso Sobrinho, ha excomulgado a los médicos que practicaron un aborto a una niña violada por el padrastro y embarazada de dos gemelos, afirmando lo siguiente: “El fin no justifica los medios. Es cosa buena hacer todo lo posible para salvar la vida de la madre, pero logrando no eliminar la vida de un inocente: este es el principio la doctrina de la iglesia”. Sería interesante y útil si sugirieran también como salvar la vida a la niña, con medios más eficientes que las oraciones. El problema es que esa gente es muy experta en cuestiones espirituales, pero cojea un poquito en las materiales.

Han excomulgado también a la madre de la menor, que pidió la intervención quirúrgica. El único que no ha perdido la opción del paraíso ha sido el violador que abusaba de la niña desde cuando tenía 6 añitos. Por supuesto, el Vaticano apoya la decisión de Cardoso.

En el Perú, en el 2001, K. L. (en aquel entonces de 17 años y con tres meses de gestación) fue forzada a continuar un embarazo de un feto con anencefalia e incluso a amamantar a su hija durante cuatro días antes de que se produjera su inevitable muerte. Esto significó graves efectos para su salud mental, física y emocional. A estos problemas se agregó el maltrato por parte del personal del hospital Arzobispo Loayza, evidentemente rico de sanos principios católicos. Se puso en riesgo el derecho de la menor a la vida y a la integridad física y psíquica. Menos mal que salvaron su alma y los curas fueron satisfechos.


Simone Veil es una intelectual política hebrea y francesa de 81 años que ha atravesado la historia de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra, siempre inserta, que lo quisiera o menos, en el corazón de los acontecimientos. Sobre todo, internada cuando jovencita con una parte de su familia en el campo de concentración de Auschwitz, uno de aquellos campos bien conocidos por el Vaticano que, sobre este tema, se quedó prudentemente callado. Fue una de la primeras mujeres en ser ministra con Valéry Giscard d'Estaing, presidenta del Primer Congreso Europeo y académica de Francia. Fue una grande sostenedora de la introducción de una ley que permitiera el aborto en Francia. La que sufrió tanto, se preocupó del sufrimiento de las mujeres. Los que discuten y provocan muchos sufrimientos físicos con sus reglas medievales, se preocupan de los sufrimientos de óvulos y espermatozoos.

Los curas son expertos en principios sobre la ley de dios que, haciendo parte de un mundo espiritual, no siempre coinciden con los problemas y las exigencias de seres inferiores como son los hombres y, sobre todo, las mujeres. Pero, como bien sabemos, la iglesia se preocupa siempre antes de los intereses de los poderosos (Dios, Franco, Videla, Pinochet, Bush), luego de los “otros” para los cuales, mientras reza, se esmera en encontrar e interpretar reglas divinas que les hagan la vida más difícil de modo que puedan recolectar más puntos para el paraíso.

Benedicto XVI ha afirmado que el SIDA "no se puede superar con la distribución de preservativos, que, al contrario, aumentan los problemas", antes de viajar a África. Lo más peligroso de estas declaraciones es que son dirigidas a pueblos donde la visita de un Papa provoca accidentes muy graves: para escucharlo, hace unos días, la gente se agolpó tanto que hubo 2 muertos y 89 heridos. Algo parecido aconteció durante el viaje a este continente de Jun Pablo II, el Papa “santo ya”, que tenía la misma aversión hacia los anticonceptivos. ¡Qué raro que estos mensajes de esperanza provoquen tanta violencia en los desesperados!

Para los que hace tiempo han perdido las ilusiones sobre los beneficios de la espiritualidad, es lícito preguntarse cuál es el sentido político de estas declaraciones papales. No es necesario ser expertos del continente africano para saber que las posiciones vaticanas son totalmente irreconciliables con los estilos de vida de la mayoría de los africanos, como las de otros ciudadanos, y, por lo tanto, el uso del condón sería utilísimo también para parar otras enfermedades de transmisión sexual, así como los embarazos no deseados.

Se puede sospechar que estas declaraciones de Benedicto XVI servirán como justificación “moral” para la indiferencia del occidente frente a los 30 millones de africanos afectados por el HIV, entre los cuales hay tres millones de niños (pero esos no importan, ya no son embriones o fetos): un genocidio, un verdadero crimen contra la humanidad perpetrado por quien prometió ayudas que nunca llegaron o son proporcionadas gota a gota. La posición papal parece hacer parte de la actitud occidental que instrumentaliza el SIDA como biopolitica.

En el 2008 han sido “ajusticiadas” 2390 personas en 25 países. El 93% en cinco países: China, Irán, Arabia Saudita, Pakistán y Estados Unidos. En lo que va del 2009, ya son 103.
Tal vez no me he informado lo suficiente, pero no me parece que hubo tanto escándalo por parte de las autoridades eclesiales frente a este crimen. Al contrario, el año pasado entre Ratzinger y Bush hubo un cordial encuentro alrededor de una especie de Torre de Babel, tal vez para celebrar la “victoria” del Occidente cristiano sobre el eje del mal islamista y la aniquilación de 600.000 iraquíes.

“4,20 Si alguno dice: Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. 4,21 Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano.”
Deus caritas est. Extracto de la Epístola de San Juan.

También es difícil creer que alguien pueda amar tanto a un embrión que no ve y no sentir compasión por la mujer que ve y que para cumplir con un accidente de la naturaleza ponga en riesgo su vida y su salud mental.



FOTOS SANTAS



1. Francisco Franco rodeado por sus curas
2. El cardenal Eugenio Pacelli (quién más tarde se convertiría en el papa Pío XII) firma el concordato entre la Alemania Nazi y el Vaticano en una ceremonia en Roma el 20 de julio de 1933.
El Vice Canciller Nazi, Franz von Papen está sentado a la izquierda, Pacelli en el medio, y Rudolf Buttman está a la derecha.
El concordato legitimó el gobierno de Hitler a los ojos de la Iglesia y del mundo.
Von Papen fue acusado, y absuelto en los Juicios de Nuremberg gracias a la mediación del papa Juan XXIII.
3. Hitler con un cardenal cualquiera
4. Juan Pablo II y Pinochet
5. Eso es el Pastor alemán con su tierna expresión
6. Videla y Pio Laghi, el nuncio apostólico que se quedó cerca de él y que las madres de la plaza de Mayo denunciaron por su colaboración con la dictadura.

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