viernes, 27 de junio de 2008

Luis Eduardo García presentará libro Teorema del navegante

Comparto con ustedes esta invitación.




Luego de dieciséis años de silencio creativo, el poeta, periodista y docente universitario Luis Eduardo García presentará nuevo libro: Teorema del navegante, publicado por Revuelta Editores de Lima. La actividad es organizada por la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Privada del Norte.

El libro será comentado por los poetas Walter Curonisy, Alberto Alarcón y el narrador Gabriel Ruíz Ortega, co-editor del sello Revuelta.
Con esta nueva publicación, su autor regresa a los predios poéticos tras una fructífera labor como periodista y profesor universitario.
El nuevo libro de García López fue finalista del Premio Internacional Copé de Poesía 2007 y recuerda, en cierta forma, la huella dejada por sus libros anteriores Dialogando el extravío (1986), El exilio y los comunes (1989) y Confesiones de la tribu (1992). Con el primero de ellos obtuvo en 1985 el Premio Poeta Joven del Perú.

Teorema del navegante es en realidad un diálogo inagotable entre el creador y la poesía, entre el navegante y los mares insondables que lo acechan. Con él, el poeta se viste de nuevo con el manto de la poesía y, sobre todo, recupera trozos del pasado para levantar con ellos el porvenir de la belleza.

lunes, 16 de junio de 2008

Carta a Salvador Armando en el día del Padre

escrito por Aquiles Cabrera a la media noche del día del padre hasta un poco antes del amanecer.

Tú nombre es Salvador Armando, ayer cumpliste 7 meses de vida, tu abuela te preparó una torta y vino a visitarte como todos los sábados tu tía Guille con tu tío Carlitos. Hoy domingo se celebra el día del padre. Es muy difícil para mí explicarte lo que sucede en mi vida en estos momentos. Siempre ando ocupado, tengo insomnio, estoy panzón, las arrugas de mi frente se hacen cada día más enormes, me duele a menudo la cabeza y mis ojeras y mis lagunas mentales cada vez son más difíciles de ocultar. Todo esto y otras cosas más se puede resumir en dos palabras: Estoy depre. Normalmente me pongo en ese estado cuando se acerca mi cumpleaños o cuando discuto con tu abuelo o con tu tío Manuel.



Yo nací en 1985, en esa época se veían las películas en Betamax y no existía la Internet ni los teléfonos celulares ni los CDs ni USBs ni la nanotecnología, o por lo menos no eran masivos. Tu tío Manuel nació en 1976 cuando una memoria de almacenamiento de una Giga tenía el tamaño de una refrigeradora y la televisión por estos lugares seguía siendo en blanco y negro. Tu abuelo nació en 1951 cuando ni siquiera existía la televisión en este país y la selección peruana de fútbol jugaba de puta madre. El padre de tu abuelo nació en 1918 y el padre de tu abuela en 1915 cuando ni siquiera se consideraba a la radio como un medio de comunicación, el cine era solo un experimento de salón, y el telégrafo algo semejante pero muy distinto a un SMS. Tú has nacido bajo el imperio de Google, de Youtube y MySpace, una Laptop puede medir lo que un block de notas, y tu tío Manuel tiene un blackberry. Tal vez cuando tú tengas mi edad (23 años) no sepas el significado de muchas de estas palabras ¿celular? ¿radio? ¿televisión? ¿cds? Créeme, actualmente mucha gente no sabe qué significa betamax.



Debes saber que tus dos nombres los escogí yo, tu madre no quiso meterse en el asunto. Así cuando crezcas y odies cómo te llamas, ella podrá echarme la culpa solo a mí. Te llamas Salvador no porque espero que me salves de mí mismo, sino porque no conozco ni he escuchado de nadie en la familia (y vaya que tenemos un familión) que se llame así. Simplemente no quería que seas la repetición de nadie, muchos menos de mí. Sin embargo, tu segundo nombre es Armando por tu tío Armando Ludeña, hermano de tu abuela que siempre llegaba a visitarnos desde cualquier parte del Perú sin importar si vivíamos en Santa Clara, en Barranco o en El Porvenir. Sus visitas eran la alegría de tu abuela. Siempre me han dicho que yo me parezco mucho a él y yo siempre le tuve mucho cariño y respeto. Te hablo en pasado porque él ya no está con nosotros, murió hace poco tiempo cuando tú recién llevabas un mes y medio en el vientre de tu madre y ni tus abuelos ni nadie de la familia sabían aún de tu existencia.



***



Yo le tengo una gran admiración y un enorme cariño a tu abuelo, para mí él es el mejor consejero y un lujo como amigo o como profesor, y que se enoje tu abuela si quiere pero te puedo asegurar que en el fondo lo quiero más a él, a mi padre, que a mi madre. Ten en cuenta que tu abuela siempre fue y seguirá siendo la mejor madre del mundo (para nosotros, sus cuatro hijos).
Hace ya muchos meses que tu abuelo casi no me habla, solo para decirme buenos días, saber cuánto dinero necesito para ir a la U, o preguntarme cómo se dice en inglés alguna palabra para llenar su crucigrama del día. Su idea es enseñar con el ejemplo, y todos los días nos enseña sin palabras que él es muchísimo más capaz e inteligente que nosotros. Mis discusiones con él no han sido pocas, ni mucho menos leves, sin embargo, sé muy bien que –si es que no muero antes– yo continuaré su obra educativa, yo cumpliré los sueños que él no podrá cumplir. Aunque tal vez yo nunca pudiera hacerlo tan bien como él. Espero no decepcionarlo.



Hoy la pasaremos juntos los 3, haremos algún tipo de trabajo dominguero que se le ocurra porque la palabra descanso no se ha escrito aún en su diccionario personal, luego desayunaremos, leeremos los periódicos, intentaremos llenar los crucigramas, hablaremos con tu tío Manuel, saldremos de paseo o cosas semejantes, en algún momento del día le mostraré este papel para que lo lea, me dé sus opiniones y me corrija.



Tu tío Manuel todavía vive en la casa de Barranco, es mi hermano mayor, y déjame decirte que desde que tú existes no hemos vuelto a discutir. Él pronto será papá, tendrás un primo con el que podrás jugar al fútbol o a la guerra (ojalá no lo hagan en un mundo virtual), o tal vez una prima con la que podrás divertirte de la manera que ambos crean conveniente. A él le mandaré este artículo al igual que a todos mis amigos o gente que aprecio vía mail para que lo lean desde mi blog.



Debes saber que tu tío Paco y tu tío Sergio, mis hermanos, te quieren casi tanto como yo.

No tengas dudas de esto Salvador, tú eres lo más importante para mí. Después están tus abuelos, tus tíos, tu madre y mi perro bóxer cada vez más viejo y más flaco y del cual hablaré en otra oportunidad. Esto del día del padre no me gusta nada porque desde que soy tu padre me he dado cuenta de que nosotros (en este caso, los padres) siempre somos la última rueda del coche en todo. En el hospital, no existimos ni somos útiles en ningún momento, para las amigas y familia de las madres siempre seremos los culpables de todos sus problemas y, las encuestas dicen claramente que muchísima más gente quiere y adora a su madre y muchísimas personas cada vez más repudian a sus padres. Ojo que no estoy hablando del complejo de Edipo. Por supuesto que hay hombres que no merecen el cariño de sus hijos (sin importar cuanto dinero tengan en su billetera) esos son los que tienen un solo corazón.



Y aunque actualmente me encuentre deprimido, o con cambios de humores muy bruscos, cuando estoy contigo soy realmente feliz, feliz como nunca lo he sido antes y como no lo soy en ningún otro momento del día. Créeme que tenerte cerca, sentir tu olor, la suavidad de tu piel, me provoca una verdadera felicidad, y cuando sonrío y te escucho sonreír, todos mis problemas no significan nada. (siempre sonríes cuando sonrío) Por todo eso y muchas otras cosas imposibles de explicar, te agradezco. Ahora, además de ser mal amigo, mal hermano, mal hijo, bohemio frustrado, lector impertinente, crítico de todo y fumador sosegado, también soy: tu papá.



Llámame viejo cuando quieras.