jueves, 27 de agosto de 2009

La goleada del milenio

Este es un video simpático, una más de esas mega producciones del gobierno, más allá de que las imágenes de este Perú que se ven allí sean meras recreaciones, hay un mensaje que todos deberíamos tener en cuenta, un compromiso que el Perú firmó en setiembre del año 2000 para ser alcanzado antes del 2015, una buena forma de decirle a los políticos, al próximo gobierno, a todos ellos que piensan que creando blogs o agregándonos a sus hi5 o facebook va a ser suficiente, decirles a esos porcinos qué es lo que queremos de verdad: Eliminar la extrema pobreza. Solo eso. Ah claro y llegar al mundial. Why not?


Adjunto un artículo de César Hildebrandt publicado hoy en La Primera y otro de Rafo León publicado en Somos hace casi un mes para los que aún tienen afición por la lectura. (Con algunas ideas claves resaltadas)


74 a 9

César Hildebrandt (La primera, 27 de agosto 2009)


En Puno, la gripe AH1N1 ha matado a nueve personas en lo que va de este invierno. Pero durante este mismo periodo la neumonía ya ha fulminado –sigo hablando de Puno- a 74 niños menores de cinco años. Por lo tanto: Gripe AH1N1 9-Neumonía 74. Es la goleada mortal más abultada de los últimos tiempos.

Y a esto habría que añadir que más de la mitad de las muertes causadas en Puno por el virus de la gripe porcina corresponde a niños. La última de estas víctimas, por ejemplo, era una niña de dos años y ocho meses que no pudo ser salvada en el hospital Carlos Monge.
De modo que hablar de 74 a 9 resulta no sólo idiotamente frívolo sino también inexacto.
Es cierto que la mortalidad infantil ha descendido lentamente en el Perú. Pero aun ahora, después de estos años de bonanza minera y agroexportadora, seguimos siendo un país con cuatro veces más muertes infantiles que las que ocurren en los países desarrollados.
Los números no mienten: 6 infantes de cada mil en el primer mundo, 21 por cada mil en el Perú.
Y, claro, decir 21 muertes por cada cien mil es un espejismo estadístico. Porque ese promedio funde las cifras de Lima y las ciudades de la costa mejor atendidas por la salud pública con el pavor del mapa de la extrema pobreza.
En la raíz de esas muertes evitables está la pobreza. Y la hija mayor de la pobreza, que es la desnutrición. Las cifras dadas a conocer por la Unicef en el 2008 señalan que en el Perú, tras la lluvia de millones de todas las yanacochas reunidas, 27 de cada 100 niños menores de cinco años padece de desnutrición crónica.
Esta es otra deformación de la síntesis. Porque en Huancavelica esa hambre a tiempo completo llega al 49 por ciento de los niños menores de cinco años. Y en doce de las veinticuatro regiones del país la desnutrición infantil llega al 30 por ciento.
Lo más decidor es que la estadística de desnutrición se ha mantenido constante en los últimos diez años. No lo digo yo. Lo dijo el año pasado en Lima, discretamente, Nils Kastber, director regional de la Unicef para Latinoamérica y el Caribe.
-Claro –dirá alguno-, pero lo que no dice el columnista criticón es que la tasa internacional de mortalidad infantil es de 68 niños por cada mil nacimientos.
Y eso es cierto. Y también podríamos decir que, a cifras del 2008, hay 148 millones de niños con hambre en el Tercer Mundo. Y que en Sierra Leona la tasa de mortalidad infantil es de 262 por mil. Y que cada 24 horas mueren, de infecciones prevenibles y diarreas evitables, 25,206 niños (1,050 por hora).
Sí, todo eso es cierto. Pero no sólo está aquello de que a mal de muchos consuelo de tontos. Es que cuando hablo de Puno hablo del mundo.
Porque no somos globales
porque la Coca Cola se venda en todas partes ni porque las fusiones corporativas sin nacionalidad prosperen.
Tendremos que ser globales en la solidaridad, en los valores, en el sufrimiento de los otros.
Hemos avanzado (en el 1996 de Fujimori la mortalidad infantil peruana era de 43 por cada mil). Pero no hemos avanzado tanto como fingimos creer. Avanzaríamos mucho más si la política y la justicia social se reconciliaran y la economía y la redistribución dejaran de ser tan enemigas. En suma, si la neumonía infantil de Puno nos arrancara una lágrima.


Hablar por Hablar

Las causas de la mortalidad de los niños por friaje, la inutilidad de conocerlas

Rafo León (Somos 1182, 1 de agosto 2009)

Esto que estoy comenzando a hacer se llama arar en el desierto, ni siquiera recomendación ni nostalgia. Es sembrar en el mar. Tuve una larga charla con una mujer que conoce el altiplano como a su propia alma, ella es puneña, nació y se crió allá, militó en la izquierda y en organismos de derechos humanos hasta que, libre de los corsets setenteros, se dedicó a investigar a su propia sociedad como quien busca en un álbum de familia las claves para acercarse a lo incomprensible. Y eso incomprensible es el Perú de hoy. Pasamos revista a mil temas, me detengo en uno que por sabido ya cansa: la muerte de los niños en las alturas en los tiempos de la helada. Año a año esta historia se repite y suele empezar hacia mediados de abril con una alerta inequívoca: las alpacas de las provincias altas perecen congeladas. Es el turno de los niños. Este año se vienen reportando al rededor de trescientas víctimas infantiles por neumonía, sin contar las de Cusco, Pasco, Áncash y otras regiones donde hay comunidades asentadas por los 3.800 metros sobre el nivel del mar.

Sánguches de frazada y chompa

Mi amiga es de esas personas que a fuerza de conocer y amar una zona del país, ha terminado por saber cómo acaban las cosas. No es que se haya vuelto cínica. Pero tampoco le aguanta cuentos facilistas a nadie. "¿Para qué sirve tanta donación de frazadas y chompas? Yo no sé si se las comen los beneficiados o qué, pero todos los años llegan toneladas de donaciones y al friaje siguiente, otra vez la misma cosa. Y a propósito de friaje...". Me explica mi amiga que año a año la temperatura baja menos en el invierno altiplánico por el calentamiento global; y sin embargo, en una relación inversamente proporcional, la cantidad de niños que muere es mayor. Acá hay algo que no cuadra. Pero antes de dilucidarlo mi amiga me insiste: "si quieres hacer algo responsable, no promuevas que se sigan regalando frazadas ni prendas de abrigo. O en todo caso, no solo eso, hay otra tarea que debería hacerse con mayor urgencia pero creo que ya es tarde". Arar en el desierto, sembrar en el mar.

Saber y nada poder hacer

Las causas de la mortalidad infantil por infecciones respiratorias agudas son humans, no naturales. Hay que buscarlas en ciertos patrones de vida que el tiempo se ha llevado, específicamente en cuanto a vestimenta, construcción y alimentación. Antes las comunidades alpaqueras destinaban parte de su producción de lana a las prendas que los niños usaban desde su nacimiento. Chillitos, chompas. La entrada triunfal del sintético chino, que en los mercados y ferias cuesta medio, acabó con esa práctica. Ahora los bebés se visten con telas que hielan. de ahí a la infección pulmonar, media un resfrío. La construcción tradicional en las alturas se basa en el barro (adobe o tapial), la piedra y el techado con paja (ichu, trigo, dependiendo de la altitud). Los programas de vivienda del Estado tipo Banco de Materiales o Techo Propio han embutido el "material noble", cemento, ladrillo, calamina, que no solamente cuesta diez veces más sino que simplemente no recoge el calor del día para preservarlo por la noche. La gente duerme en congeladoras. Antes los bebés tomaban leche materna por varios meses y luego pasaban a la quinua, al tarwi y a cereales hiperproteicos antes de ingresar al sistema adulto de la comunidad basado en los tubérculos y la carne seca. Hoy el fideo empanza y da la sensación de llenura, con su tuco de bolsa más. Pero los niños se desnutren y de ahí a la muerte por infecciones respiratorias es cosa de horas. El sintético, el material noble y la comida basura se agrupan en un bolsón de delirio y mentira: la medernidad. Esa sacha modernidad es la que mata, no las heladas de San Juan. Es el hombre el asesino, otra vez, en nombre de su insensatez. Y eso, nos lo tememos mi amiga puneña y yo, ya no remite, pasa a nuestra estúpida condición.

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martes, 25 de agosto de 2009

Mi tía Guille

De izquierda a derecha está mi mamá, mi tía Guille, yo con look navideño y mi primo Carlitos.
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Aquella noche que escribí la segunda carta a mi hijo comenté entre otras cosas que mi mamá andaba triste porque la salud de mi Tía Guille estaba resquebrajada. Exactamente 4 días después mi tía murió. Jueves fue, como dijo Vallejo, y fue horrible tener que soportar una tristeza más. Tal vez esta sea la principal razón para la que yo ya no soy yo y por la que ya no prendo mi computadora tan a menudo.

Mi papá y mi hermano Sergio justo viajaron a Lima ese día al medio día. Mi hermano Paco tenía clase en la universidad hasta las 11 de la noche. Yo estaba limpiando el patio del colegio, no sé por qué se me ocurrió bajar a la oficina, eran las 6 de la tarde, el teléfono timbró, un vecino de mi tía me comunicó que la habían llevado al hospital a las 6 de la mañana y que vaya a averiguar porque al parecer ya había fallecido.

Una semana antes mi mamá le había comprado un pañuelo de seda como regalo de cumpleaños a mi tía Guille, pensábamos ir a visitarla el viernes en la tarde. Cómo es de rara la vida. Ese mismo jueves al medio día le dije a mi mamá, vámonos hoy mismo, aprovechando que estamos solos, y ella me contestó mejor mañana con más tranquilidad, me he quedado asustada con la muerte de Alicia Delgado.

Así es, fue ese mismo día que hallaron el cuerpo estrangulado de la cantante en su casa, ese mismo día que yo quería saber cómo iba a acabar eso de la interpelación a Yehude, ese mismo día que fallecieron Michael Jackson y Mía Farraw, ese mismo día falleció mi tía Guille, cómo es de extraña la vida, hace dos meses exactamente si es que no te has dado cuenta aún.

Yo recibí la llamada, eran las 6 de la tarde, crucé a ver a mi mamá, un mes antes había fallecido su hermano Marco que vivía en Chiclayo. Esta vez el golpe fue tan fuerte, como aquellos de la resaca de todo lo sufrido que se empoza en el alma, mi mamá ahora sabe. Estábamos solos, fuimos inmediatamente al hospital, al comienzo nadie nos dio razón de ella en el seguro, el señor de informes no se encontraba, un doctor amable nos hizo pasar y nos indicó dónde quedaba el velatorio. "Si su hermana falleció hoy, debe estar allí", le dijo a mi mamá pero cuando llegamos no había nadie. El velatorio estaba vacío. El guardia de emergencias no tenía registro de ninguna señora Guillermina. Caminamos más de media hora asustados entre los pasadizos del hospital. Regresamos a la entrada. El señor de informes ya había llegado, mi mamá empezaba a creer que mi tía estaba viva, que de seguro se había ido a una clínica, pero la mirada de aquel señor fue contundente, le respondimos inmediatamente también con la mirada, "no se preocupe, estamos preparados". Entonces nos dijo: "Sí, ella ingresó hoy a las 6 de la mañana, falleció a las 6 y media de un paro diabético." "¿Y dónde está su cuerpo? No está en el velatorio, ya fuimos allí." LE dijo yo, mi mamá ya no podía hablar. "Salió al medio día, tendrían que preguntarle al guardia de la puerta a qué funeraria la mandaron."

Recuerdo cada palabra de aquel señor funerario, las recuerdo pero no las puedo reproducir en su totalidad por aquello de esos golpes como del odio de dios que abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. En conclusión que a mi tía Guille ya la habían enterrado a las dos de la tarde en el cementerio de Moche. Un cementerio viejo, lejano, descuidado y horrible.
Recuerdo cada momento de lo que pasó, la tristeza enorme de mi madre, su vestido de luto más negro que nunca, el vacío total de la muerte se apoderó de nosotros, no había ni siquiera un cuerpo para velar, para rezarle, para acompañar, para quién dice, yo no sé, para llorarle, para mirarla por última vez y decirle tía cuánto te quise, o tanto amor y no poder hacer nada, o quién sabe, yo no sé, ese arraigado capricho de sufrir con derecho y cuerpo presente, de avisar a los amigos, de invitarles café, de hacer unas misas decentes y seguir sufriendo públicamente y recibir los pésames y yo no sé. Sacar dinero de donde no hay y fuerzas de donde no hay y enterrar a nuestros muertos de la manera y en el lugar que a nosotros nos dé la gana. Recuerdo que regresamos a casa con mi madre más solos y confundidos de lo que nunca habíamos estado, mi mamá cogió de su mesita de noche aquella foto de mi tía cuando era niña que aún no he podido escanear y la miró y la abrazó y recién pudo explotar o desahogarse o llorar o lo que quieran porque por lo menos ese derecho de llorar a nuestros muertos no nos lo pueden quitar los extraños sistemas de seguros del país.

Recuerdo muchas más imágenes tristes, mi hermano Paco y su tristeza universal, el cementerio horrible, el nicho sin lápida ni nombre ni cruz, los rezos de unas primas de mi mamá a las que avisamos y que nos acompañaron con lágrimas enormes casi sin entender la increíble y lamentable historia del fallecimiento de la quien en vida fue, de aquella prima que "acabábamos de visitar hace unos días", sí, "que siempre iba a misa todas las tardes caminando con mucha tranquilidad desde su casa". "Así es, nosotros también la habíamos visto hace una semana tomando café en un salón de té en el centro de Trujillo y justo hoy pensábamos visitarla para dejarle aquel regalo de cumpleaños que compramos para ella, que nos dio tantos regalos mientras en vida fue, ella que siempre nos visitó, que nos sacaba a pasear, que nos abrazaba con verdadera ternura, que era la tía que más queríamos, que era nuestra única tía en las buenas y en las malas. Aquella que miraba en los crespitos de mi hijo unos crespitos que tuve yo hace 20 años seguramente, y ella me decía, "recuerdo ninito que te ponías a saltar y me cogías de la falda y me decías, mira tía, mira tía, mira tía", entre otras cosas que pasaron hace veinte años seguramente, mientras que ahora, quién sabe, solo mi mamá que entre sollozos se ponía a rezar con una fe absoluta hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... ¡Yo no sé! y así seguía, aquella oración infinita que todos los peruanos nos sabemos sin saber.
En fin tía Guille, que he llorado mucho desde que te has muerto, que he visto a mi mamá caerse y caerse y estar sola, allí, aquí, rodeada de tanta gente, y más vestida de negro que nunca, sola con algunas fotos que la acompañan, sola mientras intenta que respeten su dolor, su gran dolor porque se ha muerto su hermana Guillermina y no cualquiera y el luto dura por lo menos un año o toda la vida, o toda la vida que nos quede por vivir.
En fin, que en medio de todo también hay recuerdos de muchas tardes muy alegres, como esta de aquel enero del 2007 en el que aún tenía un alma bohemia en venta que no se afeitaba todos los días y era feliz. (felices)

Estoy triste
porque no estás;
y no lloraré
porque luego
los ojos
no son lo mismo...

Luchito H.

domingo, 16 de agosto de 2009

Segunda Muestra Tecnológica Juvenil

Afiche en alta resolución.

Primero los invito a ver este video.

Ahora, si tienen algún familiar o amigo que se parezca a Dilbert y esté estudiando en 4to o 5to de Secundaria, no sean envidiosos y pásenle la voz. Esta es la oportunidad para demostrar su destreza y conocer a otros jóvenes que comparten esa curiosidad científica que muchas veces menospreciamos.

¿Qué es la Muestra Tecnológica Juvenil? No es una Feria de Ciencias más. Es un evento científico y tecnológico para jóvenes estudiantes que se realiza en la ciudad de Trujillo avalado por COPAE -AL (Coordinación para la Promoción de Actividades Extraescolares en América Latina y El Caribe).

Hay muy buenos estímulos para los tres primeros puestos, así como una invitación especial para el proyecto ganador a la MOSTRATEC que se realizará en Novo Hamburgo - Brasil del 26 al 31 de Octubre.

En su primera edición la Muestra fue regional pero este año pasa a tener carácter nacional gracias al apoyo de la Universidad Científica del Sur, la Cámara de Comercio de La Libertad, Transportes Línea y otras empresas más. El hospedaje y la alimentación es gratuito para los expositores que no sean de la ciudad de Trujillo.

Puedes inscribir tu proyecto vía internet hasta el Sábado 19 de Setiembre. El jurado evaluador, presidido por el distinguido Biólogo Dr. Abundio Sagástegui Alva, escogerá los 60 preyectos finalistas que participarán en la Segunda Muestra Tecnológica Juvenil. La lista de los proyectos aceptados se publicará en la página web el Lunes 21 de setiembre.

El programa de la muestra también abarca Conferencias, Venta de Proyectos a los Empresarios de la Cámara de Comercio, Noche de Talentos y un Paseo Turístico (también gratis) a las Huacas del Sol y la Luna.

Este evento es organizado por la Municipalidad distrital de El Porvenir y la Organización Educativa Santa Rita.

En este enlace podrás leer y descargar las Bases. Si deseas más informes, por favor, escribir a muestra.tec@gmail.com

Agradezco gentilmente la difusión a todos los amigos periodistas y bloggers.

Saludos a todos desde Trujillo - Perú.