domingo, 31 de diciembre de 2006

SOBRE EL EVANGELIO SEGÚN JESUCRISTO

PARTE I
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Para empezar creo como deber presentarme como el joven peruano pseudo católico que soy, ufano de haber leído algunos libros pero no de leer la Biblia por temor a no entender ni un carajo o a aburrirse en el intento, cosa que sería más pecado que el pecado de permanecer en la ignorancia.
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Me dispongo a hablar acerca del libro El Evangelio Según Jesucristo de José Saramago, a mi entender, más merecedor de un estudio filosófico que de un simple análisis realizado por un simple estudiante que ni estudiar quiere; un libro que más que libro es una observación histórica autocrítica del pensamiento religioso del hombre desde que es hombre (más adjetivos se podrán encontrar en abundancia en Internet escritos por mejores aduladores, vendedores o libre pensadores que ya, a estas alturas de la historia, hasta se parecen en sus opiniones).
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El evangelio según Jesucristo me parece más que nada una obra que redime de toda culpa al redentor de la humanidad, si no me equivoco, allí queda expresado claramente el Plan de un Dios muy autoritario y ansioso de poder, lo que es ilógico siendo dios. Pero por otra parte aparece también un Jesús despierto de mente, libre de ideas (hasta donde su humanidad y su cultura lo pudieron permitir) ya que tuvo la intención de cambiar algo, de no dejar que se cumpla la voluntad de este dios que más parece un dictador despiadado con la sonrisa a flor de labios que otra cosa. A este punto me refiero al decir que el libro intenta librar de toda culpa a un Jesús que al final nada puede hacer frente al poder de dios, teniendo en cuenta a la crucifixión como el más terrible de todos los pecados, puesto que hizo más daño a la humanidad (según nos narra el literato) que cualquier guerra en toda la historia.
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Pero eso ya es más un problema netamente humano, en mi opinión sería ridículo querer culpar a dios (aunque sea de omisión) por las tragedias que acontecen en el mundo. Tan ridículo como creer que un dios necesitaría todo eso para creerse más dios. Puesto que, a mi entender, cualquier dios que se precie de ser un gran dios, siendo perfecto en su gloria, no debería necesitar ni siquiera sentirse satisfecho de cualquier culto humano, tan imperfecto en su origen; es el ser humano, ser imperfecto por excelencia, el que se siente bien adorando a un ser superior, aceptando su propia vergüenza de ser tan insignificante ante los fenómenos naturales.
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No nos queda otra, no tenemos más poder que el falso poder que nos hemos inventado y que ni siquiera es nuestro. El hombre ha buscado la libertad cuado se ha visto oprimido de fuertes cadenas, y ahora que se ve libre de poder hacer lo que desee, parece que busca irremediablemente agarrarse a algo, a cualquier cosa. Esa es una insatisfacción humana, somos como el tigre de circo que buscó por todos los medios escaparse de las jaulas, los látigos y las drogas que adormecían su entendimiento y una vez en el bosque se ve incapaz de conseguir su propia comida, por lo que muere de hambre o regresa arrepentido al circo.
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Ahora bien, el libro, que empezando desde el mismo título sugiere una confesión de la vida de Jesús escrita por él mismo, plan bastante soberbio para cualquier escritor creyente o creedor de que no cree (que en esencia no son tan distintos). El narrador en off fue una desilusión que me llevé, a decir verdad, nunca antes había leído nada de Saramago y por último ni me imaginaba que era de Portugal, yo siempre pensé que era un escritor español. Ya después he podido leer Ensayo sobre la Ceguera pero ese es otro cuento.
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Algo que disfruté mucho del “evangelio” es la visión que presenta del Diablo, de niño nunca llegué a imaginar que podría ser totalmente malo porque al final (en mis propias conclusiones) es el primer servidor de dios. Si en la misma Biblia se hacen bastantes referencias de pecadores arrepentidos que siempre son los más comprometidos con dios. Aunque no lo imaginaba tanto como un socio sino como un trabajador, siempre pensé que el diablo es el que mejor trabaja para dios, no por gusto tiene tanto poder. En todo negocio alguien tiene que hacer el trabajo sucio. Pero nunca lo imaginé en la forma que queda retratado en el libro, simplemente como si la idea del diablo malo es errónea, así como la de un dios totalmente bueno. Leemos a un diablo mundano y amante febril de la vida así como a un dios ambicioso y despiadado.
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En este punto, el dios expuesto en la obra, más digno de parecer un Zeus interpretado por Anthony Queen que el Dios absoluto en el que todos creemos y dejamos de creer según nos convenga, deja mucho que desear. Una parte interesante fue en la que se manda la indirecta de que tanto él como el diablo y hasta Jesús son solo recursos netamente humanos y posteriormente llegarían a ser sustituidos. Coincido totalmente con esa imagen de la divinidad. Somos los seres humanos los que decidimos qué dioses existen o dejan de existir, eso está clarísimo y bastante demostrado a través de los tiempos. En esta visión de Pessoa y sus personajes heterónimos. Esa idea de un dios heterónimo, según lo que averigüé del poeta de Lisboa, es un dios q hemos sacado de nosotros mismos, la idea de un dios que hemos doblado de nuestro interior y nada más que una idea.
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Por otra parte, encontré bastante interesante la importancia que le da el autor a José, padre humano de Jesús, el terrible remordimiento por dejar morir al resto de niños y su temprana muerte en la cruz de la cual Jesús quedó marcado para toda la vida.
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PARTE II
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Si algo me llegó a extrañar fue la total intolerancia ostentada por Jesús hacia su madre; siendo él un muchacho tan despierto de espíritu y tan conocedor de lo que significa cargar con una culpa ajena desde muy pequeño y que no pueda mostrar un poco de consideración a una mujer que aparte de ser su madre (aunque parece que eso mucho no significaba) era una pobre mujer ignorante como todas las mujeres de la época, por lo mismo, no tenía ninguna obligación de creer en nada que ella no pueda entender totalmente. Siendo la civilización judía una cultura tan cerrada y mostrándose Jesús como el hombre caritativo que era, yo no llego a comprender por qué tanto rencor hacia un error que no fue error sino temor ingenuo de madre de no querer preocupar a sus hijos y de siempre quererse guardar todas las culpas. Esperé que el Jesús adulto llegue a reconocer de alguna forma todo el dolor de su madre, como lo hace en una parte de la historia María Magdalena, cosa que nunca sucedió y en cierta forma fue otra decepción para mí. Incluso en la parte de dios hablando con Jesús acerca del futuro y todas las consecuencias que iba a traer la crucifixión de éste para la humanidad, no hacen ninguna referencia hacia la fuerza que la imagen de María (para bien o para mal) iba a tomar en la iglesia católica. Ni siquiera en el momento de la crucifixión se hace alusión alguna a la Virgen María (que como virgen no le prenden ni una velita en este libro). El autor hace indicación de una María Magdalena ya sin lágrimas para llorar su dolor pero de María, la que es madre de Jesús, la que se le está muriendo el hijo (que aunque nunca supo comprenderla nunca dejó ella de querer), ni una sola referencia.
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Otra cosa aguardada por mí con entusiasmo fue la resurrección de Jesús a los tres días porque, si algo he entendido en la religión católica y en algunas lecturas de la Biblia, fue la resurrección más que la crucifixión misma la que origina todo este movimiento cristiano. Resurrección que Saramago sabe muy bien dejar fuera del escrito (de alguna forma de semejante manera y por las mismas razones que yo no he querido hablar de los otros hijos de María ni de María Magdalena).
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Un final con un Dios dejando en claro por todo el mundo la muerte de su hijo, dejándole bien claro a Jesús lo que ya le había dicho en la conversación en la balsa acerca de lo inútil que sería resistirse a la voluntad divina. Un final con un Jesús pidiendo a la humanidad perdonar a este dios por no saber lo que hace, un final digno de un Jesús tan identificado con su padre humano, recordando como en un sueño una conversación con él y a la vez un buen recurso del autor para hacerse entender bien de que nadie puede preguntar todas las preguntas y nadie puede responderlas.
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Aunque pudo haber sido un final más extenso, exquisito y detallado, el libro, que al comienzo da la impresión de querer hacer un estudio histórico de lo que pudo haber sido la vida de Jesús (indudablemente uno de los personajes más importantes de la cultura humana occidental), después de ser leído deja la impresión de querer mostrar toda la incoherencia de la historia de la religión, exhibiendo las razones de esta sinrazón que es nuestra religión, que al igual que otras religiones no le permite al ser humano poder llegar a ser humano. Esa, o cual haya querido ser la intención de Saramago al escribir este libro, es la impresión que me deja.
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En síntesis, el libro es una obra de arte. La técnica, la palabra inmediata, el estilo literario, todo es exquisito, vivo. En cierta medida semejante a lo de García Márquez, sin el lenguaje caribe, claro. Sabe muy bien dar esa impresión de agilidad e inmediatez que envuelve a las personas que les gusta (y que saben) dejarse envolver en todo libro que valga la pena en realidad de llamarse libro, como a mí me gusta decir “un buen libro nunca se termina de leer”. Y si es verdad que los buenos libros que he leído son muy pocos, éste quedará como uno de aquellos, esos que no te dejan terminar de leerlo.

viernes, 22 de diciembre de 2006

TIEMPOS DE INDIFERENCIA Y COJUDEZ

ARTÍCULO DE OPINIÓN:
Por Aquiles Martín Cabrera Ludeña

______ www.fotolog.com/jawo_1

Vivimos en una tremenda indiferencia. Nacimos desorientados y nos educaron como tarados. (1) Está tan profundamente enraizada la cojudez en nuestras vidas que cada intento por descojudizarla equivale a una herejía; y en parte son sinónimos legítimos pues la herejía no es más que hacer uso de nuestro derecho a elegir otra cosa.(2) .

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La indiferencia y la cojudez son dos monstruos tan asquerosos que no sé cual de los dos se come al otro. El indiferente de por sí ya es cojudo, y el que se ufana y precia de ser un buen cojudo no puede dejar de ser indiferente. Indiferente de todo, de lo que pasa en el mundo, de lo que pasa en su vida: de todo. El cojudo perfecto no se da cuenta cómo vive ni por qué. Una ejemplificación excelente de este ridículo pero fatal problema me la dio mi hermano menor hace un par de años. Él me contó un chiste basado en la plática de un niñito con su madre más o menos de la siguiente manera:

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– Mamá, mamá ¿Cuál es el peor problema para la
humanidad, la ignorancia o la indiferencia?
– ¡No sé ni me interesa!

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Y aunque cause gracia encierra una gran verdad, pues de niños es cuando más nos interesamos en las cosas que están sucediendo a nuestro alrededor y son los adultos los que, con su indiferente y arraigada cojudez, nos van envolviendo en la apatía diaria de vivir. Ese es nuestro bendito proceso de culturización sociológica.

Una de las cosas que he percibido con más curiosidad de mis condiscípulos es que –de forma activa– les cuesta mucho aceptar su propia cojudez pero en forma pasiva se autoproclaman cojudos a cada rato. Un ejemplo sencillo, la profesora Orieta muchas veces en clase acostumbra exhortar a sus alumnos a que dejen de ser tan imbéciles, y siempre he notado la misma reacción de enojo en los estudiantes aludidos, actúan a la defensiva y con enfado; pero nótese la misma rapidez con la que aquellos mismos jóvenes rehúsan –incluso con repugnancia– leer un libro o analizar una lectura.
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Por mi parte tampoco pienso que sea un problema netamente nacional o latinoamericano, porque para creernos los peores en todo nosotros somos los mejores; tengo entendido que la palabra cojudez es un peruanismo(3) pero la idiotez es universal. Ahora bien, para que no se crea que soy muy pesimista ni desesperanzado me permito reproducir el siguiente texto de Sofocleto, que representa nítidamente y con estupenda brillantez el quid del asunto en nuestro país:
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“En el Perú la cojudez va mucho más allá de las definiciones, la gramática, la etimología y los diccionarios. Es necesario vivir nuestra cojudez, más que definirla. Es indispensable llevarla en el andar, la piel, la sangre, el alma... respirar a través de ella, arrullarse con su hipnosis colectiva y amarla con esa ternura infinita que sólo un cojudo puede poner en su cojudez.”(3)
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(1): Andrés Calamaro: Canción: No tan buenos aires. Disco: Honestidad Brutal. Año:1998

(2): José Saramago, El Factor Dios. “...el derecho a decir no, el derecho a la herejía, el derecho a escoger otra cosa, que sólo eso es lo que la palabra herejía significa”.
(3): M. A. Denegri, “La Academia está desinformada”. Domingo La revista de La República, edición N°328, Diario La República, Lima 12 de Setiembre de 2004

miércoles, 20 de diciembre de 2006

RELACIÓN ENTRE LA LITERATURA Y LA COMUNICACIÓN



A manera de diálogo:

I

- Ya va a ser la 1 de la mañana, el trabajo es para presentarlo dentro de 13 horas aproximadamente, ¡debo empezar de una vez!
- Pero ¿qué tipo de trabajo vas a hacer?
- Eso es justamente lo que no sé.
- Tenemos que hablar de eso.
- ¿De qué eso?
- De eso que yo no sé.
- Pero eso no es algo que tú no sepas, es algo que yo no sé.
- Pero si no lo sabes como quieres que yo lo sepa.
- Me confundes, no te entiendo, ¡Qué estrés contigo, hombre!
- Yo también he empezado a hacer algo
- ¿Qué estás haciendo? ¿Ah?
- Estoy comunicándome.
- ¿A qué te refieres con eso? Tú me confundes.
- Yo me confundo, usas mucho “tú”, no tiene sentido entre nosotros.
- No contestaste a mi pregunta.
- Bueno, me refería a la conversación que tengo pues, estoy comunicándome contigo que aún no sabes lo que yo sé.
- ¡Total! ¿No era que tú no sabías lo que yo no sé?
- En nuestro caso viene a ser lo mismo.
- Muy confuso, muy confuso, ¡no pienso hablar más!
- No tiene sentido lo que dices.
- ¿A qué te refieres con eso?
- Dejaría de comunicarme, simplemente, o la comunicación se tornaría aburrida ¿viste?
- ¿Eres argentino o algo así?
- …
- ¿Acomplejado o sin dignidad?
- Y, qué sé yo, dejate de hablar pavadas.
- ¡My shit! Me llegan los acomplejados del idioma ¡por la fuckin mother!
- Tenemos mucho de eso, no jodas.
- Bueno, me hablaste de que te comunicabas ¿Cómo es eso de que si yo decido callarme cortaría tu comunicación?
- Yo no dije eso.
- ¿De veras? Pero estoy totalmente seguro de que tú
- Es que lo pensé.
- Y ¿qué tiene eso que ver?
- Aún no comprendes.
- Pero si yo…
- Ya, ¡basta! Deja de hablar incoherencias.
- …
- …
- ¿Y cómo va eso de tu comunicación?
- Hasta ahora un poco frágil, nada más.
- Pero, ¿cómo funciona?
- Deberías saberlo varón, me dejas mal parado, no puedo creer que no sepas eso de yo emisor, tú receptor y viceversa, feedback le dicen, compartimos el mismo canal (no el de la mancha), el mismo código de hecho, y el contexto.
- Y ¿Cuál es el contexto?
- Eso yo no lo sé, tal vez él pueda saberlo.
- Me confundes ¿y ahora quién es él? Pensaba que estábamos solos los dos.
- Eso es imposible, sí supe lo que estabas pensando, por eso justamente lo dije.
- Y ¿cómo lo supiste?
- Simplemente lo pensaste.
- ¿Eres alguna especie de adivino?
- No necesitamos eso entre nosotros, hace poco te sucedió también a ti, ¿recuerdas? no te preocupes, ya pronto lo comprenderás.
- Bueno entonces me callo.
- No puedes callarte.
- …
- Simplemente es imposible.
- Sí, tienes razón, me es imposible, siento por todo una gran curiosidad.
- Tú eres el que hace las preguntas.
- Háblame más de tu comunicación.
- Está corriendo peligro.
- ¿Por qué? ¿Qué peligros enfrenta?
- El más temible, volverse predecible, resultar aburrido, obvio, sin atractivo, ridículo tal vez..
- Y después dices que soy yo el que habla incoherencias.
- …
- …
- Oye ¿no dijiste al comienzo que tenías que presentar un trabajo en 13 horas?
- No recuerdo haberlo dicho.
- Muy interesante, muy interesante.
- ¿De qué hablas?
- Ya voy comprendiendo, entonces fue él quien lo dijo.
- Bueno, cuéntame de una vez de qué trata tu comunicación.
- En verdad no es mía sino de él.
- Otra vez con tus cosas ¿Quién él?
- El que hace todo esto.
- … Hay una palabra para eso … no la recuerdo ahora … déjame
- Mejor que no la recuerdes, es más, olvídala, no tiene sentido entre nosotros.
- Sabes, hay una pregunta que tengo que hacerte no sé por qué.
- ¿Cuál es?
- ¿Por qué no me has hablado antes de la literatura?
- ¿Por qué preguntas eso ahora?
- No lo sé, simplemente me nace preguntarlo.
- De nuevo él, dime una cosa ¿en verdad no te das cuenta de su juego o eres su cómplice?
- Todos somos sus cómplices.
- Esa frase yo la pensé.
- Lo sé muy bien.
- Entonces ¿vas comprendiendo?
- No, no puedo, no sé por qué.
- Perfecto, todo va a la perfección.
- …
- Tú eres el que hace las preguntas aquí, no tendría sentido que entiendas todo de golpe.
- Pero, ¿no me hablaste nada de literatura?
- ¿No te das cuenta de su juego? Todo tiene que ver con el título.
- ¿Cuál es el título?
- La relación entre la literatura y la comunicación.
- ¿Cómo es que tú sabes todas esas cosas?
- Yo soy el que sabe más cosas aquí.
- …
- Simplemente porque él lo quiere.
- No me gusta nada tener que vivir así. ¡Qué ridiculez!




II

- ¿Qué pasó? De pronto ya no es de madrugada, son las 11 de la mañana.
- Es que se fue a dormir, el día anterior casi tampoco durmió.
- ¿Estás hablando del que dices que hace todo esto?
- Solo de él puedo hablar.
- …
- Es decir, de lo que él quiere que hablemos.
- Yo quiero que me hables de la literatura.
- Hay millones de definiciones ¿qué es lo que quieres saber?
- ¿Para qué sirve?
- Sirve para todo lo que tú quieras que sirva.
- Dame ejemplos.
- Aprender, olvidar, desfogar, educarse, volverse asesino, conocer la historia, alimentar tu entendimiento, fortalecer tu imaginación, llenarte de conocimiento, distraerte, hacerte pedante, enloquecer, y miles de muchos otros verboides infinitivos. Todas las cosas que hace el hombre son iguales, todas pueden servir para lo que él decida.
- ¿Te refieres al tipo del que siempre hablas?
- Hablo del hombre en general, de la humanidad en su totalidad, el que está haciendo este juego no tiene ese poder, es un simple mortal, como
- …
- Iba a decir como nosotros pero sería totalmente inexacto y erróneo.
- ¿Nosotros dos?
- Somos mucho más que dos.
- ¿Qué intentas decir?
- Él lo sabe, pero no es momento de hacerlos hablar, nos complicarían todo.
- Pero por qué no los hace hablar, yo quiero escucharlos, ya me cansé de hablar contigo.
- Perderíamos protagonismo y desapareceríamos en un mar de voces que se contradicen por todas partes, sería estúpido intentarlo ahorita, no sorprendería a nadie además.
- Esa no me explica por qué no se propone a hacerlo.
- Tal vez algún día, por ahora está apurado, tiene que presentar este trabajo, le da flojera, qué se yo, además lo están interrumpiendo a cada momento, no se puede concentrar como anoche, por eso nuestra conversación está perdiendo coherencia.
- Me hubiese gustado hablar directamente con él, ¿será posible?
- Estás hablando conmigo que es lo mismo.
- Estás diciendo que tú eres él.
- Cualquiera de todos nosotros, en parte sí, en parte no, él no tiene una voz propia, se esconde tras de nosotros con el propósito suntuoso de expresar ideas a través nuestro, pero realmente no tiene ni idea de lo que quiere decir.
- ¿Cómo sabes tú esas cosas?
- Porque él también lo sabe.
- ¿Y por qué yo no las sé?
- Tú también las sabes, pero es necesario que preguntes si no no tendría sentido tu presencia aquí.
- …
- Déjame explicarte, de alguna u otra forma él quiere que yo esté un poco más conciente que tú de lo que pasa al otro lado del papel.
- ¿De qué papel me hablas?
- No te culpo, un pez tampoco sabría de qué agua le hablamos.
- Yo vivo en el papel como un pez en el agua.
- Ni siquiera vives, pero no podría explicártelo ahora, se nos acabó el tiempo.
- Me hubiese gustado aunque sea saber cómo me llamo.
- Tampoco hubo tiempo para eso, además, no es necesario entre nosotros.
- Tengo una última pregunta que estoy obligado a preguntar.
- Por lo menos comprendiste un poco, ¿cuál es?
- ¿Nosotros somos literatura?
- Supuestamente.
- ¿Buena o mala?
- Para mí somos un simple remedo barato y vulgar, pero no depende de nosotros poder juzgar eso ahora.
- Y él nos está usando nada más.
- Sí, no lo culpo, pobrecito, tuvo problemas al nacer, y lo más seguro es que acabe toda esta tontería poniendo su nombre completo al pie de la última palabra.
- Patético.
- No es justo que siendo yo el más despierto de los dos seas tú el que abras y cierres el diálogo.
- Supongo que es una forma de compensar mi ignorancia.
- O de premiar tu curiosidad.
- Jajaja Sería bueno averiguarlo, pero ya se nos acabó el tiempo y también la hoja*.



Aquiles Martín Cabrera Ludeña
* Se entiende q fue escrito para ser leído impreso

domingo, 17 de diciembre de 2006

LA AMISTAD

ARTÍCULO DE OPINIÓN:
Por Aquiles Martín Cabrera Ludeña


Alguna vez leí por ahí que la amistad es el primer lazo familiar del hombre, ya que un amigo es siempre tu hermano, pero un hermano no es siempre un amigo. Frase fácilmente comprobable. Así como esta hay miles de frases que aprueban y celebran la amistad. Recuerdo otra de Ribeyro, “…podemos querer a una persona que nos desprecia o incluso que nos ignora. La amistad, en cambio, exige la reciprocidad. No se puede ser amigo de quien no es nuestro amigo. Amistad, sentimiento solidario, amor solitario. Superioridad de la amistad.” Es muy fácil querer a los amigos escuchando aquella canción de Alberto Cortez dedicada especialmente A mis amigos. Incluso si uno se ha leído los libros de memorias de Neruda, García Márquez y de Echenique, tendrá razones suficientes para valorar y querer a sus amigos de una forma extraordinaria. Sin embargo, estamos hablando de hombres, seres humanos, traidores por naturaleza, mentirosos por necesidad y confabuladores por aburrimiento.

Sí, es cierto, quién podría decirme sin mentir que nunca se ha decepcionado alguna vez de su mejor amigo, que nunca se ha sentido solo, abandonado y triste cuando ellos no están. Claro, ahí tenemos a la familia para consolarnos a nosotros, pobres seres incapaces de ser felices solos, y mucho menos acompañados. Pero la familia también nos falla y de nuevo están ellos, pero no es seguro. Recuerdo que Joaquín Sabina en una entrevista en Los Ratones Coloraos daba sus razones de por qué para él, el verdadero mejor amigo del hombre era el cigarrillo: porque cuando estás hecho mierda, te han botado del trabajo, tu mujer se fue con otro, has perdido al póker, te detectaron una enfermedad terminal y tal…
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Es verdad que en algún momento nos quedaremos solos y no habrá nadie que nos pueda consolar amigablemente, tal vez ni un cigarrillo ni nada, entonces qué. ¿Por qué el hombre necesita tanto de los amigos? ¿Por afecto sencillo, necesidad o conveniencia? Es verdad que no podemos vivir sin ellos, pero, para algunos otros solitarios por ejemplo, el mejor amigo del hombre es el libro, cosa que también depende del punto de vista del que se vea, los libros también pueden decepcionarte, los escritores mucho más. Entonces en quién podemos depositar toda esa amistad que nos desborda el alma, ¿tal vez en nuestro perro? Eso también dependiendo si no te molesta la saliva canina con olor a orines.

Entonces quién podría ser nuestro amigo, ¿Dios? Yo no confiaría en alguien que mandó a matar a su propio hijo, y mucho menos en el hijo, que sufrió y murió por nosotros “por amor”, ¿cómo confiar nuestra amistad a alguien que metió en nuestro subconsciente que amar, significa sufrir incluso hasta morir?. Para todas esas personas que no podrían ser capaces de vivir sin amigos la única respuesta que puedo darles es la siguiente reflexión de Anthony de Mello:

“Cuando llegaba un nuevo discípulo,
este era el "catecismo" a que solía someterle el Maestro.
¿Sabes quién es la única persona que no habrá de abandonarte jamás en tu vida?
¿Quién? Tú.
¿Y sabes quién tiene la respuesta a cualquier pregunta que puedas hacerte?.
¿Quién? Tú.
¿Y puedes adivinar quién tiene la solución a todos y cada uno de tus problemas?
Me rindo... Tú.

jueves, 14 de diciembre de 2006

SANTA ROSA BAJA


RETRATO DE UN PARAÍSO OLVIDADO


UNA CRÓNICA ESCRITA POR AQUILES MARTÍN CABRERA LUDEÑA


PRIMERA APROXIMACIÓN


la naturaleza en todo su esplendor

PREÁMBULO

Lugar escogido: Sector Santa Rosa Baja, ubicado en el distrito de Laredo, valle Santa Catalina, en el kilómetro 22 ½ de la carretera a Simbal, penetración a la sierra liberteña, aproximadamente a 20 minutos de la ciudad de Trujillo, a dos soles de pasaje en combi, y a pesar de ello, lejos de todo lo que se entienda como luz eléctrica, teléfono o Internet. Este es un pequeño paraíso de unos 200 mil metros cuadrados de superficie a orillas del Río Moche.

Pretexto: Matar dos pájaros de un tiro. Por un lado tengo que preparar un dossier fotográfico para el curso de Foto Avanzada y posteriormente, escribir (dizque) una crónica para el curso de Redacción Periodística.




EL CATA
Llegó temprano por la mañana, Jorge Luis Villacorta Rodríguez, de 24 años, natural de Santa Rosa Baja, amigo mío, con el cual ya habíamos acordado el día y la hora elegidos para el viaje. Viernes 6 de Octubre a las 2 de la tarde. Cata (como le decimos sus amigos) no mide más de un metro 45, sétimo de 10 hermanos, de piernas y brazos flacos, no usa para rasurarse más que una pinza capilar; sin embargo, detrás de esa apariencia pueril se esconde un hombre de músculos rigurosos y con bastante resistencia para el trabajo físico que exige la vida en la chacra. Tiene cabello largo y ondulado artificial (hecho por Lucero, el peluquero homosexual de Bello Horizonte), una gorra perenne, y una memoria prodigiosa para el humor. Sus amigos dicen que cuando está pasado de alcohol puede contarse durante horas y horas chistes memorizados desde aquella época del boom de los Cómicos Ambulantes, e incluso desde mucho antes; chistes que han ido aumentando, cambiando o adaptándose durante los últimos años. Supongo que uno de los más antiguos es este:

“Estaban reunidos todos los gobernantes del mundo cuando en eso se levanta el presidente de China, se desnuda el pecho y dice: Este es mi pecho, y en él está simbolizado la muralla china que representa la fuerza con la que conquistaremos el mundo; luego se levanta Margaret Tatcher muestra sus tetas y dice: Estas son mis tetas y ellas representan la grandeza de mi reino, una es Inglaterra y la otra es Las Malvinas; después pide la palabra el presidente Fernando Belaúnde, se pone en pie, se desabrocha los pantalones, muestra su miembro viril a toda la audiencia y dice: Este es mi Perú y ya nada podrá levantarlo”

Habitualmente Cata es una persona callada, aunque siempre mantiene su buen humor. No es de los que hacen bromas pesadas todo el tiempo, normalmente, según sus propias palabras “le da roche”.

Él ya lo tiene todo listo allá en su chacra, elaboró un colchón hecho a base de caña guinea también conocida como totora, con la cual se hacen los famosos caballitos de Huanchaco; también ha preparado un mosquetero, nombre que él le da a una especie de carpa hecha de una malla muy fina, semejante a un tul, en la que cualquier persona puede meterse a dormir de lo lindo sin preocuparse por las molestias de mosquitos u otros insectos. Solo falta preparar mi equipaje. Una frazada, un sleeping, una escalera triángulo (para las fotos), una soga y mi mochila. En ella llevo mi cámara, la fotocopia del libro “Equipaje de Mano” del chileno Juan Pablo Meneses, un cuaderno de apuntes (para la crónica) un par de polos, una chompa, dos chullos y una gorra para el sol. Mi madre insiste en llevar 3 latas de atún por si acaso no haya qué comer, y comprarme un jabón para ahuyentar a los mosquitos. (Acepto el atún pero no el jabón) Además de eso aumento a la carga el “Canto General” de Neruda y dos rollos de papel higiénico, eso sí, recordando siempre las necesidades básicas de la Pirámide de Maslow.



LA PIEDRA AZUL
Ese es el paradero oficial de Santa Rosa Baja. No es sólo un nombre, en realidad es una piedra pintada de azul ubicada al borde de la carretera (a la mano derecha, mirando hacia Simbal). Nadie me supo dar razón del porqué de ese nombre tan curioso ni desde cuando se hace uso de esa piedra o si anteriormente hubo otra. Lo que sí llegué a enterarme es que algunos kilómetros más allá, a la altura de Menocucho, hay un paradero llamado La Piedra Verde. Esta piedra azul da paso a una entrada para los camiones que transportan los productos cosechados o elaborados en este Sector. Los más importantes son la fresa, la lechuga, la papa, y las esteras.

Los pobladores de Santa Rosa Baja además:

- Cultivan culantro, cebolla china, choclo, repollo, paltas, espinaca, nabos, rabanito, maíz, camotes y yucas.
- Cultivan otras frutas tales como: naranjas, lúcumas, guabas, ciruelas, mameyes, papayas y plátanos (plátanos naranjo, manzano y congo).
- Trabajan el carrizo, la caña guayaquil y la totora haciendo esteras, canastas y canastones.
- Cultivan yerbas medicinales tales como: Cola de Caballo, Hierba Luisa, llantén, matico, eshingo, molle, berros, cadillo, alfalfa, verbena, paico, maichil, hoja de eucalipto, etc.
- Hacen ladrillos de adobe los cuales venden o los usan para construir sus casas que techan con caña guayaquil, estera y barro.
- Crían animales tales como: vacas, chanchos, burros, caballos, ovejas, chivos, cuyes, perros y gatos.
- Crían Aves: La crianza más importante es la de Gallos de Pelea de Pico, asimismo crían gallinas, patos, pavos, tordos, tortolitas, loros, gallinetas, pugos, etc. La crianza de gallos para algunos es una pasión, van a las concentraciones galleras, conciertan peleas, juegan apuestas y participan en diferentes eventos gallísticos en Laredo, Simbal, Bello Horizonte, Trujillo, etc.

El viaje en combi terminó, la piedra azul nos da la bienvenida, bien visto, no es una sino dos piedras. Pensar que aunque sea en camión o de alguna manera debió pasar por acá cerca (a pocos kilómetros) el joven provinciano César Vallejo. Aquí no hubo piedra negra sobre piedra blanca. Nadie pudo decirme a ciencia cierta desde cuando se encuentran como están el día de hoy esta piedra azul sobre la piedra ploma.



EL PACHA
Estaba durmiendo cuando llegamos a interrumpir la paz silvestre de su siesta vespertina. De un solo movimiento se puso en pie, me sorprendió su elevada estatura, creo que ya sabía mi nombre cuando apretándome la mano me preguntó qué proyectos piensas hacer por aquí. Se alegró bastante cuando le dije que pensaba escribir una crónica además del trabajo fotográfico. En ese instante no entendí bien por qué se alegraba. Resulta que a Don Pancho, o simplemente Pacha como le dicen por aquí, le gusta bastante la escritura.

- Yo antes escribía un diario pues, es bonito, escribir todas las cosas que nos pasan, nuestras impresiones diarias. Mis hijos me molestaban, me decían ¿qué? ¿piensas ser escritor o qué? Yo nunca les hacía caso, pero luego se lo llevaron todo.

De más de un metro ochenta de estatura, sorprende verlo caminando lentamente, pareciera que tomara el vaivén de las nubes, el descanso de los cerros, la pausa de los paltos y los eucaliptos. 55 años de edad, buenos modales, una ex mujer y no sé cuantos hijos mayores que yo; al parecer, limeño, chorrillano de muchos años. Hasta donde se puede colegir, uno podría pensar que ha trabajado varios años para el Ministerio del Interior. Orgulloso de ser el dueño del batán más grande de La Libertad, cazador en sus horas de ocio, o cuando ellos, los animales (serpientes, hurones, zorrillos, gatos monteses, etc) decidan cruzarse por su camino. Y, como pude comprobar más adelante, con una sazón envidiable. No le pregunté mucho, casi ni le pregunté su nombre completo, ni por qué se separó de su mujer, ni como fue que llegó a venir aquí, a vivir solo entre sus chacras de camotes y de fresas.

Conversamos algunas cosas sobre Lima, bastante sobre Barranco, conocía bien las calles por sus nombres y todo, pareciera que ayer nomás hubiese tomado la 73 desde Chorrillos a Barranco y se quedó dormido hasta llegar acá. A pesar de todos sus nítidos recuerdos, él prefiere la vida en el campo. – Lima, la horrible, yo prefiero el campo pues; Lima, la ciudad de los Reyes le dicen, la ciudad de la basura será. Se ríe cuando le cuento que hace poco se publicó un libro llamado: Lima, ciudad de los Reyes, los Quispes, los Chávez. – Ja, ja, ja, esa es nueva ah, esa no me la sabía.




SEGUNDA APROXIMACIÓN:

yo, pelé, cata y don pancho.
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LA TIENDA VERDE

Si necesitas un poco de arroz, te hace falta algún condimento, se te acabó el aceite, o se te antojó una gaseosa, un chocolate, un helado, un par de chelas, o te quedaste sin hoja de coca ni cigarrillos ni alcohol, se te ponchó una llanta o simplemente quieres ver tele, tienes que venir a este lugar. (No hay otro). Queda aproximadamente un kilómetro antes de la Piedra Azul, al otro lado de la carretera.

Su ubicación es privilegiada, está prácticamente en el medio de cuatro sectores: al frente de Santa Rosa Baja, a los pies de Bello Horizonte, a un paso nada más de Quirihuac, al costado de la única entrada que lleva a Ciudad de Dios. El nombre legal es “Comercial Koki” El dueño se llama Jorge Gómez Salvador, próspero joven empresario, alrededor de 30 años de edad, natural del caserío Nambuque, perteneciente al distrito La Cuesta que a su vez pertenece a la ciudad de Otuzco. (Nambuque está ubicado de Simbal para arriba una hora más). Jorge vino a estudiar de muy niño a la Escuela Pública de Quirihuac, nunca pensó llegar a convertirse en el propietario de la Tienda mejor abastecida del lugar, en más de 15 kilómetros a la redonda: La Tienda Verde. Aunque con la última remodelación se sumaron a ese color, el blanco y el púrpura, esta es la auténtica, a lo largo de la carretera uno puede encontrar otros establecimientos pintados con ese color, pero – Uff, desde que yo pinté mi tienda de verde, todas se pintaron igual – dice Jorge.

Él conoce casi a todos los pobladores de por acá, a ellos, sus necesidades, sus costumbres y sus vicios. Podríamos hablar por horas de todos y cada uno de ellos. El caso más extraordinario es el de un hombre casado con 4 hermanas. Las embarazó a todas, lo más sorprendente es que los hijos de tres de ellas nacieron uno al día siguiente del otro. Su historia es motivo de orgullo y de envidia para muchos de los varones en este lugar. Jorge dice que: Cada vez que él viene a comprarme alguna cosita yo me saco el sombrero – lo piensa y se corrige – bueno la gorrita que es lo que uso, ja, ja, ja. Lo único que puedo agregar de él es que se llama Joel y para más curiosidad, vive en la casa de sus suegros con todas sus esposas. Cuando alguna vez Jorge le preguntó qué había hecho para tener esa suerte, Joel simplemente se limitó a responder: “Ellas me buscaron”

Todo un personaje que dejaría mal parado a cualquiera de García Márquez.


NOCHES DE LUNA LLENA
El paisaje por aquí es precioso, con Cata lo recorremos casi todo en bicicleta, este es el medio de transporte más común para todos los hombres desde los 7 años. Las primeras fotos fueron tomadas en la chacra de “El Diablo” Don Víctor Uriol, que es el personaje más conocido y carismático de Santa Rosa Baja. También le dicen Don Vico, de cejas pobladas que casi se juntan por encima de la nariz, ojos astutos, cabellos trinchudos y dientes de caballo; no llega ni a los 35 años y tiene una opinión singular para cualquier tema que le propongas. Él es la vedette del lugar. Su singularidad es tanta que alguna vez Cata le preguntó a su hijo el mayor, de 9 años de edad, -¿Por qué eres tan feo ah? Y el pequeño solo atinó a responder: “Mi papá hace huevadas”.

Don Vico está muy ocupado estos días fumigando su chacra, haciendo la cura, como le dicen ellos. – Antes no había contaminación – me cuenta el Pacha – no había necesidad de hacer la cura, ni de comprar urea, ni tantos insecticidas ni herbicidas, ahora no puedes cultivar nada que no se malogre si no lo tratas.

Entre foto y foto se va haciendo de noche, a falta de luz eléctrica la luna llena ilumina con su resplandor plateado todo el panorama. – ¿Para qué queremos luz eléctrica? Si yo ya hablé con Dios para que nos mande la luna que nos alumbre – bromea el Cata. La primera noche armamos nuestra “cama” en la casa del Diablo. Su mujer nos invitó a cenar, el postre fue una especie de delicioso arroz zambito, pero hecho no con arroz sino con trigo. Después Don Vico nos mandó a que compremos coca y cigarros en la tienda verde, pero para cuando estábamos de vuelta él ya estaba durmiendo. Le pasamos la voz y nos pregunta: ¿Cuánto de coca han traído? – Una luquita – responde el Cata. – ¿Ah? Por huevadas no me levanto, socio.

Nos quedamos solos y decidimos dormir, al rato llega Pelé, hermano mayor del Cata, me dijo su nombre completo pero, (por la mother fucker), nunca llegué a darle ningún uso a mi cuaderno de apuntes. Pelé, de 45 años, al parecer soltero y sin hijos, trae una luquita más de coca y una botellita con alcohol. A pesar del apodo, Pelé más parece Maradona, gordo, incluso un poco más bajo que Cata, en su juventud fue el goleador de cuanto torneo futbolístico se organizara por aquí. Llega él y entonces me aventuro en el mítico y milenario trance del hombre andino: coquear, tirar bolo como le dicen. Desde donde estoy puedo ver sus siluetas oscuras, sentados en un pequeño tronco, haciendo toc, toc toc, con el checo (pequeño envase de madera con forma de pera en donde se guarda la cal que sirve para activar las prodigiosas dotes de la hoja de coca), ellos solo hacen toc, toc, toc, y se llevan un poco de cal a la boca, llenan sus cachetes con más hoja, escupen, conversan de cualquier cosa, casi sin ningún pretexto que tirar bolo por pura costumbre, por sentarse a ver cómo pasa la noche, acompañados de su toc, toc, toc, alguno que otro cigarrillo (sin filtro si fuera posible) y de vez en cuando un trago de alcohol para endulzar el paladar.

Intento entonces preguntarles algo acerca de la historia de Santa Rosa Baja, si antes había tenido algún otro nombre o cómo fue que llegaron todos por aquí, pero no tienen ninguna respuesta concreta para darme. – Antes todo esto pertenecía a los gringos – se anima a decirme Pelé – ellos eran los dueños de todos los sectores, hasta que agarró la presidencia Velasco y los botó a todos, ese Velasco sí era un macho, se le paró a todos y los botó de acá, nos dejó la tierra a nosotros, los que la cultivamos de verdad.

Mientras estábamos los tres ahí, sentados a la luz de la luna, conversando sobre nada, Pacha se disponía a hacernos compañía, a eso de la media noche salió de su casa, cuando de pronto se le cruzó por ahí un hurón, (especie de roedor del tamaño de un gato, cola de rata y cara de chancho) este animal al sentir la presencia de nuestro amigo se asusta y se sube a un árbol. Ya se jodió – piensa el Pacha al contemplar la claridad de la luna. – si no fuera por esta luna este “chancho” se salvaba. ¿Dónde estarán los muchachos? ¿Cómo no vienen por aquí? Esta sí es una buena historia para que el Martín escriba en su crónica. Nunca llegamos, puesto que ni bien se terminó todo (coca, cigarros y alcohol), el Pelé se fue y decidimos dormir. A la noche siguiente les tocaba regar, reciben 7 horas de agua 2 veces por semana, una vez de día y otra de noche, los sábados les toca de 1 de la madrugada hasta las 8 de la mañana. Pacha estuvo una hora más jugando al cazador con el hurón hasta que por fin pudo matarlo.

La noche del día siguiente me fui con Cata a Bello Horizonte para buscar algún lugar donde ver el partido de fútbol, juega Perú con Chile en Viña del Mar. En la casa que la familia de Cata tiene en Bello Horizonte, el televisor solo capta un canal, ATV. (En realidad todos los televisores que no tengan cable captan solo ese canal) Como no pasaban el partido, Cata saca su radio, ya casi acostumbrado a enterarse de todo a través de él. Casi todos tienen un radio portátil, se la amarran a la espalda y no necesitan nada más que comprar pilas de vez en cuando. Luego nos enteramos de que Perú iba ganando uno a cero. Como la tienda de Don Jorge ya había cerrado fuimos a una tiendita donde compramos la coca para la noche de hoy y otro paquete de cigarrillos Inca. De camino a Santa Rosa, en medio de la oscuridad y la carretera – Goooooooool de Chile – suena por la radio, para variar.

Esa noche Don Diablo se había ido con su familia a dormir a Laredo. Así que nos fuimos a la casa del Pacha, me arrepentí de no haber ido también la noche anterior. Tenía su radio encendida (sintonizando también el partido) pero parecía que se había quedado dormido, estuvimos llamando varios minutos hasta que se levantó y nos abrió la puerta. Para cuando empezamos a tirar bolo Chile ya iba ganando 2 a 1. – Esos brutos – dice el Pacha – perder nomás saben, no tienen dignidad, ese Pizarro es un maricón. No me acostumbro a eso de coquear, tiro el bolo y me dedico a fumar tranquilamente, viendo la luz de la luna, pensando en mi familia y en mi vida, escuchando el toc, toc, toc de mis amigos. Al rato entra a jugar Pizarro y luego mete un gol. – Metió gol Pizarro – le dice Cata al Pacha. – Ese maricón, tiene uno que requintarlo para que haga algo – le contesta.

El partido había terminado, los comentaristas ya estaban hablando de la revancha en Tacna el día miércoles, entre nosotros ya nos imaginábamos lo que va a pasar, Perú perdió nuevamente en Tacna. – A esos malos tenemos que traerlos acá y hacerlos que suban y bajen el cerro corriendo para que se hagan hombres – dice el Pacha. Sin embargo, teníamos la noticia de que en Voley nuestras chicas han llegado a la final y mañana juegan contra Brasil.

Ellos siguen en lo suyo, toc, toc, toc, un poco de cal, escupir y más hoja. Al rato llega también Pelé a sumarse al toc, toc. – Nuestros ancestros llegaron a la sabia conclusión de que la coca, (la hoja, no la otra eh) te ayuda a atenuar el cansancio y te da fuerzas para trabajar durante horas y horas – dice el Pacha, mientras prende su fogón para sancochar la carne del hurón, ya tiene todo planeado para preparar un adobo mañana para el medio día, tiene que sancochar la carne una noche antes para que se suavice, cuando ya está lista prepara los condimentos y la deja que se sazone durante toda la noche. Estuvieron coqueando todavía hasta la 1 30 de la madrugada, ya les tocaba regar. Les ayudo con la linterna hasta las 3, a la mañana ya será mi último día por acá.


SOL CINCUENTA
– ¿Sabes qué Martín, tú piensas que allá en Trujillo hace sol? Pues aquí hace sol cincuenta, ja, ja, ja – bromea el Cata. Las mañanas son bien frescas y todo se ve como renovado, como si el mundo recién se hubiese inventado ayer. Hace un frío moderado y refrescante por las mañanas, aproximadamente a las 8 00 es la hora en que el astro rey se asoma por entre los cerros a calentarlo todo hasta las 5 30 de la tarde más o menos.

El primer día nos levantamos temprano y nos fuimos a ver a Jorge que nos invitó el caldo, desayuno característico de la gente del campo. El domingo sí me quedé dormido, me levanté a las 8, y me fui a la Tienda de Don Jorge, no lo encontré, me fui al grifo a comprar tamales y ahí estaba él que nuevamente me invitó a desayunar, esta vez ya se había terminado el caldo y tampoco había tamales pero igual desayuné bien.

Como a eso de las 9 me voy a la casa del Pacha a tomar algunas fotos, luego nos vamos juntos, con el hurón a la casa de Cata para preparar el adobo. La despedida se acercaba, nos tomamos una foto juntos Pelé, Cata, Pancho y yo, luego vino el adobo, con los camotes más morados que he visto nunca. Todo a pedir de boca. Ni bien acabado el almuerzo Pacha ya se había ido, no esperó ni el gracias ni el ya nos vemos pronto. Ya le tocaba regar a él también. Al rato me fui con Cata a su casa en Bello Horizonte, vimos el partido de Voley con la esperanza de alguna alegría, pero fue en vano. Perú ya había perdido los tres primeros sets para cuando acabamos de comer el ceviche que había preparado su mamá, doña María, una de esas mujeres eternas de cara arrugada y trenzas negras y brillantes, madre de diez hijos, uno de ellos muerto, atropellado por un camión cerca de su casa hace tal vez dos años, guarda el luto por él y por su marido también muerto unos meses después de su hijo, por la edad, la tristeza y una diabetes que lo consumió lentamente. Nunca quiso ir a un hospital. – Esos doctores de la ciudad, lo único que hacen es matarte más rápido – fueron sus palabras.

Así transcurre la vida a escasos 20 minutos de la metrópoli más cercana, Trujillo, (que para ellos solamente es) la ciudad de la eterna indiferencia, donde los jóvenes se pasan el tiempo entre el internet y su celular, el trabajo que no te da tiempo para pensar, y la ociosidad que es la alegría del no pensar, viendo la novela de moda o haciendo cualquiera de las monerías a las que estamos habituados. Mientras esta gente vive su vida a su modo, de espaldas a la civilización (¿o es al revés?) felices con sus tradiciones y sus carencias, acostumbrados a escuchar que Perú (ya sea en política, fútbol o voley) siempre pierde en todo, acostumbrados a vivir entre derrotas, saliendo adelante, ganando su propio partido de fútbol, jugándose la gota gorda todos los días porque, como diría Pacha – Aquí la vida es hermosa, pues.

RETRATO DE UN VIEJO BOXER

PERFIL:
RETRATO DE UN VIEJO BOXER
Por Aquiles Martín Cabrera Ludeña

Trujillo, Noviembre del 2006

Hay tres fotos colgadas en la pared. La primera y la más grande en realidad es un retrato de su madre dibujado a carboncillo. Su madre, doña Edelmira Cruz Rodríguez, fue una mujer de carácter fuerte, educadora por vocación; él fue su primer hijo. Ella estaría destinada a tener solo dos y los dos varones y de diferentes padres; parece que esta pequeña diferencia marcó a los hermanos hasta el día de hoy. Su madre murió hace seis años, el 2 de marzo del 2000, a los 82 años de edad, sin embargo, la mujer del retrato debe tener unos 40, los suficientes como para llevar en el entrecejo el paso definido del tiempo y la firmeza de un carácter a prueba de humillaciones y sinsabores. Su mirada es penetrante y a la vez cautivadora, y sus finos labios cerrados callan historias y tristezas que ya nadie podrá escuchar, puesto que se las llevó con ella hasta la tumba.

Pasemos a la siguiente foto, en esta él aparece abrazando a su padre con la mano derecha. Los dos están de terno, el de su padre es oscuro y el de él es gris. Este hombre del traje gris lleva bigotes, esos bigotes negros espesos que lo acompañaron por más de veinte años, esos bigotes que se dejó crecer a los veintitantos para poder obtener su primer trabajo en Lima como profesor de matemáticas en el colegio San Julián de Barranco y que no fueron rasurados sino hasta el primero de enero del año 2000. En esta foto él abraza a su padre que acaba de ser condecorado como Doctor Honoris Causa por su trayectoria profesional en el Salón Consistorial de la Universidad Nacional de Trujillo. Él se ve orgulloso de poder acompañar a su padre, Don Anaximandro Cabrera León, maestro distinguido y prestigioso, catedrático de la UNT, Director de la Escuela Normal Superior Indoamérica, y dueño-director de la primera Academia Pre Universitaria de Trujillo, la Cabrera, desaparecida hace ya más de treinta años. Su expresión en la foto recuerda a Borges, pareciera que sus ojos buscan el lente de la cámara pero solo ven el infinito, su porte es más bien de sabiduría y descanso, muy diferente al de su hijo, lleno de vitalidad y orgullo. Otro contraste interesante es el cabello totalmente blanco del padre y el cabello negro azabache del hijo.

Él es el único hijo que tuvo con Doña Edelmira, mujer que no fue nunca su esposa; él es el único hijo que este gran hombre tuvo fuera del matrimonio, matrimonio del que nacieron nueve vástagos; y, por último, él fue el único hijo que lo acompañó desinteresadamente los últimos años de su vida hasta el día de su muerte, (momento supremo en la vida de todo hombre sabio), el hijo que estaba ahí con su familia, viendo cómo se extinguían para siempre las brillantes ideas de su padre, cuando hacía nomás seis meses que presenció el lamentable fallecimiento de su madre. Don Anax murió también hace seis años, en setiembre del 2000, a los 83 años. Un corazón romántico podría pensar que Don Anax nunca olvidó aquel amor fugaz pero intenso con Doña Edelmira, mujer a la que decidió unirse nuevamente más allá de la vida. Ya lo dijo Quevedo: “polvo serán, mas polvo enamorado”

En la tercera foto nuestro hombre abraza a su mujer con la mano izquierda, esta vez el terno es marrón, esta foto fue tomada precisamente en el año 2000, uno puede darse cuenta de ello porque él aparece ahora sin bigote, pero con su cabello aún negro, (las canas vendrían solo unas semanas después). La foto fue tomada el domingo 13 de febrero, día de su cumpleaños número 49, ellos están en el living de un hotel pituco de Miraflores, unas horas después de la fiesta por sus Bodas de Plata, su aspecto es de felicidad y satisfacción. Ella usa vestido de seda, luce sus cabellos rubios ondulados sueltos aún espléndidos en aquel aciago año; una cosa más: sus ojos verdes no miran a la cámara. Ella es la señora Azucena Ludeña Vásquez, esposa de nuestro personaje desde el 14 de febrero de 1975 hasta la actualidad.

Es curioso pensar que ella nació el mismo año que su esposo, también es profesora, también nació fuera de un matrimonio, también es hija única de sus padres, también su madre tuvo solamente dos hijas con diferentes hombres, (en este caso ella es la menor), y por último, tuvo ocho hermanos por parte de su padre. La diferencia es que Azucena quedó huérfana de madre a los 12 y vivió su adolescencia sola con su hermana en un departamento de Palermo y después en una pensión en la calle Bolívar. Actualmente ella es madre de cuatro hijos: el mayor de 30 años, el segundo de 24, yo de 21 y el menor de 15 nada más. Todos hombres, todos ellos sanos, inteligentes, arrogantes y muy diferentes físicamente uno del otro.

Su esposo es nuestro padre, él nació en el hospital Belén de Trujillo, estudió su primaria en la escuela 255 de Salpo y en la escuela de varones de Otuzco, lugares donde su mamá trabajaba como profesora. La secundaria la estudió en Trujillo, comenzó en la Gran Unidad Escolar José Faustino Sánchez Carrión para después pasar al Colegio Militar Gran Mariscal Ramón Castilla, su estatura impidió que siguiera sus estudios en la escuela de oficiales de Chorrillos, así fue que decidió estudiar pedagogía como sus padres, a los 21 años ya vivía en Lima, donde siguió estudiando para especializarse mientras trabajaba, a los 24 se casó con su enamorada después de varios años de noviazgo. En Lima él llegaría a ser un alto funcionario del Ministerio de Educación, y posteriormente se jubilaría trabajando en la Dirección Departamental de Educación con la que llegaría a conocer varios países de Sudamérica como representante de la delegación peruana. De la ciudad de Lima regresó a vivir a Trujillo definitivamente hace más o menos seis años. Actualmente es director de un pequeño pero (el más) prestigioso colegio de El Porvenir, es un hombre al que ni la tristeza ni las canas pueden quitarle esa vitalidad extraordinaria, un hombre cuya única religión es el trabajo, cuya única ideología política es hacer lo que sabe hacer, trabajar por el bienestar de su familia. (Aunque tomar un par de chelas con los amigos de vez en cuando desestresa) Su nombre es Víctor Anaximandro Cabrera Cruz y nació el año 51 del siglo pasado.

Ensayo sobre la viabilidad ética

FORO:
Viabilidad ética en un contexto globalizante.
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TEMA DE DEBATE
¿En un contexto globalizante (entendida la globalización como un fenómeno eminentemente económico basado en la pura competencia y libertad del mercado) realmente puede hablarse de una viabilidad ética?
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Viable. (Del fr. Viable, de vie, vida).
Adj. Dicho de un asunto:
Que, por sus circunstancias, tiene
probabilidades de poderse llevar a cabo.
Fuente: DRAE
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Cada vez se va haciendo más normal hablar de Ética o de Valores Éticos en los círculos empresariales y universitarios del país. Hará tan solo pocos años cuando vimos aparecer en la televisión las campañas de publicidad social “Los valores que están en ti son los valores del Perú” era el rimbombante eslogan con el que fue calando esa idea en el inconsciente colectivo del peruano promedio, común, corriente y ordinario.
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No recuerdo nunca que en mi época escolar me hayan hablado alguna vez de Valores Morales. No puedo precisar si esto se debe a mi volatilidad mental o a las costumbres sincrónicas de aquellos años en los que la felicidad era tan fácil como romper el candado del portón y correr hacia una libertad que estaba en realidad en mi mente y no en las calles.
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Sí, en cambio, puedo dar fe de que ahora se enseña los Valores Éticos desde el colegio. Este es un hecho que a veces me hace sonreír y a veces me preocupa. Me produce hilaridad porque este suceso no hace más que demostrar el claro fracaso de la religión y de Dios en el comportamiento humano, (ya no es suficiente con enseñarles religión a los jóvenes); de vez en cuando me preocupa asimismo porque manifiesta también el error de la filosofía, puesto que si es necesario enseñarle valores al hombre, significa que el hombre no ha nacido para ser un individuo Ético.
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Marco Aurelio Denegri en una oportunidad demostró (según los acontecimientos históricos) que lo normal en el hombre es ser destructivo. Alguna vez escuché también que en más de 6 mil años de civilización humana (homo sapiens) el tiempo más largo de paz que ha podido disfrutar nuestro sufrido planeta es de un año. Y qué decir de cómo se han sofisticado y multiplicado las guerras en el último siglo.
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Ahora bien, al hablar de este tema lo hago desde el punto de vista de mi Carrera que es el periodismo. En un artículo periodístico Luis Eduardo García (profesor, narrador y periodista) propone lo siguiente:
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“Antes que formar a periodistas se debería formar gente dispuesta a amar esta profesión. Creo, honestamente, que el componente sentimental del asunto tiene que ver más con la moral que todos los cursos de ética periodística que se dictan en las universidades. El apasionado, el que vive con algo de amor propio su profesión de periodista, es quién más lucha por capacitarse y quién mejor está armado para no perderse en los laberintos de la corrupción.”
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Y bien así, al igual que para el periodismo, esta propuesta abarca cualquier carrera existente. De la misma manera que en todas nuestras relaciones. Por ejemplo un hombre que pierde el cariño por su mujer, fácilmente la abandona, la maltrata, o busca nuevas experiencias en otras mujeres (igual sucede a la inversa). Olvidamos que existe un código, una convención, un orden social (axiología, deontología, etc.) o simplemente no nos interesa cuando deja de haber un fascinación, una afinidad (emocional o racional) por las cosas que hacemos, sea en una relación de pareja como en la relación con nuestro trabajo o el espacio social en el que habitamos (universidad, colegio, trabajo, barrio, etc).