viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz Navidad

'Yo admiro a los Auténticos Decadentes porque se toman la fiesta en serio'.
Andrés Calamaro

Este es un fragmento del libro 'Diario Educar' de Constantino Carvallo Rey.


¿Cuántas auténticas fiestas tiene nuestro calendario? ¿Cuántos días mágicos compartimos los peruanos? Pienso que solo uno y temo que lo estamos perdiendo: la Navidad.



Ha escrito Gerhard Nebel, el estudioso de la antigüedad clásica, que una muestra de la miseria espiritual de nuestra época se observa en la incapacidad para vivir la fiesta. Tenemos solo los trabajos y los días, jornadas de faena, de esfuerzo y, junto a ellos, si tenemos suerte también días de descanso a los que llamamos feriados. Son días también marcados con el signo del trabajo, tiempo necesario para reponer las fuerzas. Lo que no tenemos son días de fiesta.

¿Cuál es la calidad entrañable de los días diferentes a la jornada y su descanso? Los días de fiesta no están marcados en el calendario, se ubican más allá de él, son la ruptura de lo cotidiano. Son los días de la alegría como un regalo sin motivo, instantes que estallan y son astros; en ellos nos sobrecoge el júbilo de estar vivos, la conciencia agradecida de pertenecer a la inigualable especie humana.

La fiesta era entre los antiguos, griegos, romanos, mochicas o tallanes, un día de descanso, pero no del trabajo, sino de la existencia. Era la caída de la máscara, la recuperación de los lazos con el universo íntegro. Por eso es también y sobre todo el día del amor, del ágape, de la entrega. Eso quiere decir San Juan Crisóstomo cuando señala que "allí donde está el amor, allí resplandece la fiesta". Y Fernando Savater ha escrito que "el amor es la afirmación entusiasta e incondicional de la existencia del otro".

Las fiestas son, pues, días consagrados a la felicidad del prójimo. Por ello la condición indispensable para que la fiesta se realice no es la comida o la bebida, tampoco el equipo o la orquesta: es el otro al que entregamos en esas horas nuestro amor.

Así lo ha escrito sabiamente un gran exaltador de la fiesta, Friedrich Nietzche: "Lo que hace una auténtica fiesta no es nuestra habilidad de organizarla, sino nuestra capacidad de dar con ellos que puedan alegrarse con ella".

¿Cuántas auténticas fiestas tiene nuestro calendario? ¿Cuántos días mágicos compartimos los peruanos? Pienso que solo uno y temo que lo estamos perdiendo: la Navidad. Es el nacimiento de Jesús, pero significa también el triunfo sobre la muerte, el perdón y la llegada de la buena nueva del amor fraterno. Es el fin de la ira y del castigo del viejo testamento, el anuncio de un mandamiento inédito e insólito: "Amaos los unos a los otros".

La fiesta es el himno, el canto coral, el amor plural por todos y especialmente por los que más lo necesitan, aquellos para quienes esa mano tendida, ese abrazo representa el calor y la cura para las heridas de todo el año, acaso de toda una vida. Terminada la fiesta, quedará en nuestro espíritu el renovado esplendor con el cual reiniciar el trabajo. En ella, por un instante recuperamos la unión profunda con el semejante.

Para los niños, los días de fiesta son imprescindibles, son los sucesos felices que la memoria guardará como armas contra el desaliento de la edad y los embates trágicos del mundo.

La Navidad, especialmente, es la fiesta de la infancia, del Jesús niño, antes de sufrir el dolor en la cruz y las traiciones y miserias. Nosotros, ya adultos, cuidemos esta fecha consagrándola a los niños. Que reciban el amor de sus parientes, de sus compatriotas, de su prójimo, que quienes gozamos de salud y libertad abramos generosamente nuestros corazones para acoger, por lo menos en esa noche, a alguno de los millones de desafortunados niños pobres para quienes la Navidad es solo una noche más para pedir limosna, para contemplar desde la vereda, las luces coloridas del árbol ajeno, para esperar con hambre la llegada del mismo y doloroso amanecer.

Soundtrack:

jueves, 25 de noviembre de 2010

'La escuela me tiene podrido'

Ese es el título de un libro escrito ¿ya adivinaron por quién? sí, por un profesor. Recién hoy, después de muchos intentos, terminé de leerlo, no es que el libro sea malo, al contrario. Lo recomiendo absolutamente a todas aquellas personas que alguna vez pasaron por un aula, o sea...


Es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada. Albert Einstein


Era mi segunda semana en buenos aires, (ah, espero algún día tener tiempo para escribir todos los posts que quiero escribir sobre mis 3 meses en baires), era mi segunda semana en esa ciudad, digo, y yo, el que hasta hace 5 años se comía decenas de libros al año, el que siempre tiene cientos de libros pendientes por leer, el amigo favorito de mis libros favoritos, yo, el perrito lector de mi familia, me enteré de que en unos días comenzaba LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BUENOS AIRES.

Era una coincidencia extraordinaria, como todo lo que fue sucediendo poco a poco en esos tres maravillosos meses. Tendría que escribir un post completo sobre la FIL Buenos Aires, en fin, no lo hice en su tiempo, ya nunca lo haré... Mi primer día allí, ¿fue un error o no haber llevado todo el dinero que tenía? Compré 5 libros más, ya eran casi 20. Más que bolsitas, creo que voy a necesitar un carrito de supermercado, bromeé con el vendedor. Caminaba no sé por dónde, la feria es tan grande, venía cargando aquellos libros que hasta ahora no leo, simplemente estaba disfrutando aquel maravilloso paraíso de libros y mujeres hermosas, todo en un mismo lugar, era demasiada felicidad para mí.

Desde el momento en que tomé su libro hasta que lo dejé, estuve convulsionando por la risa. Algún día lo voy a leer. Groucho Marx


De pronto lo vi, 'La escuela me tiene podrido', el título me enganchó de entrada, el vendedor se me acercó , le expliqué que trabajo en un proyecto educativo en Perú y me interesaba mucho el tema de la educación. Mi barba de tres días, mis jeans viejos, mi casaca de cuero, mis 5 bolsas llenas de libros, no sé si yo encajaba con lo que el vendedor entendía como profesor, pero fue muy amable y me preguntó si lo era y me dijo que en toda la feria había descuento para maestros. Miré todos los libros que ya había comprado y le dije sonriendo con ingenuidad fingida: ¿por qué nadie me lo dijo antes?

'La escuela me tiene podrido', hice lo que nunca hago con los libros que decido que quiero leer, leí la parte de atrás. De momento no podía hacer otra cosa, ya no tenía plata, y tenía que esperar por lo menos hasta la siguiente semana para regresar a comprarlo, pero ese libro tenía que irse conmigo. No me equivoqué.

Todos podemos enseñar, y enseñar incluso lo que no sabemos. Jacques Jacotot


Por la cantidad de citas y frases célebres de filósofos y estudiosos el libro me recuerda bastante al entrañable 'Diario Educar' de nuestro Constantino Carvallo, sin embargo 'La escuela me tiene podrido' es, como podrán colegir por el título, un libro desenfadado y frontal que pone el dedo en la llaga, en todas las llagas que se ocasionan en nuestro paso por la escuela, llagas que muchas veces se vuelven tan difíciles de cicatrizar.

Y es que la escuela es difícil para todos: alumnos, porteros, profesores, vendedores ambulantes, auxiliares, kioskeros, padres de familia, y sobre todo para el director. Lo sé porque mi papá es el director de una escuela en la que yo he cometido el grave error de querer trabajar con todas mis ansias.

LOS PADRES MAESTROS Y LOS MAESTROS PADRES
En este débil equilibrio entre hipocresía y cordialidad quisiera proponerles que abordemos una de las situaciones más complejas en las experiencias escolares, de las que hay dos modelos.
1. Los padres maestros que envían a sus hijos a otra escuela que no es la escuela donde ellos trabajan. Solemos ser censores implacables de la gestión de la escuela. Solemos tener una mirada muy poco misericordiosa del accionar de los docentes. Pero cuando somos objeto de esa mirada, pedimos comprensión.
2. Y los maestros padres que comparten la experiencia escolar con colegas que son maestros de sus hijos. He aquí un nudo conflictivo.
Me ha tocado vivir esta experiencia, evaluando el accionar de las escuelas en mi triple condición de padre maestro, de maestro padre y de hijo de maestra en la escuela de mi madre y fuera de ella.

¿Qué les puedo decir?, tanto mi papá como mi mamá son profesores, y mis abuelos por parte de papá también lo fueron. Mi hermano mayor, aunque es ingeniero industrial, desde muy joven dictó clases a los alumnos de ciclos inferiores de la universidad donde estudió.

No fue fácil ver a mi padre pasar más tiempo con sus alumnos y preocuparse más por ellos que por nosotros que somos su hijos. No fue fácil ver a tanto padre de familia viniendo a insultar a mi padre, amenazarlo y faltarle el respeto y levantarle la voz por el simple hecho de que ¿quién se ha creído usted para intentar corregir a mi hijo?

Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista. Michael Levine

Estos padres que vienen a gritar al colegio en defensa de sus hijos son los mismos que en casa los maltratan, les gritan y les pegan, o se desentienden de ellos y les dan de todo con tal de no aguantarlos, que es otro tipo de maltrato incluso peor. Igual de repudiable es para mí aquel padre que viene a pedirle al profesor: 'péguele a mi hijo nomás, ya no sé que hacer con él'.

Es muy difícil ser profe, y muy difícil ser alumno y ser padre y ser hijo y ser compañero y ser tú mismo en un ambiente en el que todos los roles ya están predeterminados.

Una vez acompañé a mi papá al banco de la nación a cobrar su sueldo, lo esperé afuera, la cola era demasiado larga, pasaron un par de señores, yo no los oí pero mi papá se sonrío y luego me contó que uno de ellos dijo ¿Habrá mucha gente adentro? Y el otro le respondió: No, puros profesores nomás.

Me tiene podrido el discurso demagógico oficial y político estratégico gremial en relación con el malestar del docente. Y qué del malestar del cartonero, o el de los barrenderos, los peones golondrina o los médicos en una sala de guardia de un hospital público...
Sí, es verdad, la escuela es un lugar de tensión, pero también lo es un quirófano, el volante de un colectivo, un tiroteo entre policías y ladrones... y sin embargo les exigimos a los policías, colectiveros y cirujanos que dejen de lado todo malestar y nos atiendan y nos traten como si fuésemos ricos...

Norberto Siciliani es un profesor argentino que así como jugando jura y rejura que se epistoleaba con José Saramago, se entrevistó con personajes tan diversos como Carla Bruni, Sarkozy, Maru Botana, Lionel Messi o Mao Tse Tung y todos coincidían en decirle lo mismo: 'La escuela me tiene podrido'

Guardo aún una de las tantas cartas que me envió unos meses antes de recibir el Premio Nobel de Literatura José Saramago con quien sostenemos el valor de la epístola tradicional, donde me decía (lo que está entre comillas es textual): Querido amigo, "le recuerdo que en el siglo XIX se pensaba que por cada escuela que se construyera se cerraría una cárcel, algo que no se ha cumplido". Considero a los maestros como los auténticos héroes de nuestro tiempo. Pero "estamos confundiendo cosas complementarias, que son educación e instrucción. Hoy nadie habla de instrucción, sino de educación, lo cual nos llevaría a pensar que vivimos en una sociedad perfectamente educada. La auténtica educación no es la de saber datos de cultura general, no se trata de eso, sino de educación en el sentido del respeto por el otro, de la conciencia de nuestro lugar en la sociedad, de qué es lo que la sociedad tiene derecho de pedirnos, qué es lo que nosotros tenemos la obligación de aportar. Desde mi punto de vista, el problema es la familia, que no educa, no sabe, no puede, y entonces se transfiere la obligación de la educación para aquellos que solo pueden instruir. La escuela no tiene condiciones para educar, de modo que lo que está pasando ahora en la escuela es la indisciplina, la agresividad, la brutalidad en las relaciones entre estudiantes y maestros, que son humillados, despreciados, agredidos y que al día siguiente vuelven al lugar donde son humillados, despreciados y agredidos". Por eso la escuela me tiene podrido.


jueves, 11 de noviembre de 2010

Gracias Per

Hoy terminé de leer 'Salir a robar caballos' de Per Petterson, lindo libro, ¿qué puedo decir? para mí no hay nada mejor que un libro bien escrito que además de eso te recomienda leer otros libros. Ahora tendré que buscarme 'David Copperfield' de Dickens.

Recuerdo con mucho cariño 'Historia de dos ciudades' el primer libro de Dickens que menciona Petterson. Es el único libro de Dickens que he leído, pero uno de los mejores de todos los libros que pasaron por mis manos. Lo recuerdo con mucho cariño porque fue el primer libro que empecé a leer en simultáneo con otro.

Les explico, yo era un chico antisocial que le encantaba leer 100 páginas diarias, pero leía un libro a la vez, hasta que en una entrevista que leí de Hernando de Soto, él afirmaba que leía 11 o 12 libros a la vez. Esa vaina me loqueó. Decidí que Hernando de Soto me caía bien y que tenía que empezar a leer libros en simultáneo yo también. Quería empezar por dos a la vez, yo me moría por leer a Dorian Gray, ejem, qué diga a Óscar Wilde. No sé cómo me animé a leer Wilde y Dickens al mismo tiempo, no tenía ninguna referencia de Dickens, solo aquel libro de mi padre que se avejentaba en la biblioteca de mi casa, un libro llamado Historia de dos ciudades.

Empecé a leer en simultáneo aquellos dos libros tan distintos de dos autores tan desiguales. Mi plan era terminar de leerlos incluso el mismo día. Todo fue bien, los dos libros resultaron ser un lujo, pero poco a poco y página tras página, capítulo tras capítulo, palabra tras palabra, Dickens le iba sacando puntos de ventaja a Wilde. Dickens era un dios, Wilde solo un ángel rebelde, Dickens era un maestro, Wilde solo un parafraseador, Dickens brillaba cada vez más con cada palabra que iba leyendo, Wilde se deslucía a sí mismo.

No recuerdo en qué acabó Dorian Gray, solo agradezco a los dioses paganos que siempre me acompañan el haberme hecho leer primeo el final de Dorian y luego el de Historia de dos ciudades. Un final maravilloso, si el libro ya era una joya, un documento extraordinario de lo que fue Londres y París durante la revolución francesa, el final es sencillamente extraordinario. Creo que es mi final de libro favorito, además de ser uno de los más inesperados, es un final feliz, pero me dejó súper triste, lloré horas de horas y lo releí muchas veces de puro masoquista que soy.

Gracias Per Petterson, todo esto lo recordé hoy que terminé de leer tu libro 'Salir a robar caballos', un excelente regalo de una excelente amiga que, como con todas mis amigas, hago todo lo posible para que me deteste, es decir, nada..

Íbamos a salir a robar caballos, y sabíamos que se nos notaba, éramos unos delincuentes. Eso cambia a la gente.

...y en cuanto vislumbré el morro del caballo más próximo que estaba casi a mis pies, me dejé caer desde la rama con las piernas abiertas rígidamente hacia los lados y aterricé un poco demasiado cerca de la nuca del animal, de manera que me golpeé la entrepierna con sus huesos, lo que me provocó arcadas que me subieron hasta la garganta, parecía tan fácil cuando el Zorro lo hacía en las películas...

¿Ocupaste tú el sitio que me pertenecía? ¿Te tocaron años de mi vida que me correspondían a mí?

Siento haberme reído, dijo mi padre, pero es que ha sido tan jodidamente cómico... como algo de circo. Ya sé que para ti no ha tenido gracia. Ha sido una verdadera tontería por mi parte reírme. ¿Te duele algo? -En realidad no, dije. -¿Y el alma? -Un poquito, quizá.

...y somos nosotros quienes decidimos cuándo nos duele.

Bonus track: Cómo olvidar de aquel París de Dickens la frase: ¡libertad, igualdad, fraternidad... o sangre!

PS: Antes yo era un chico antisocial que le gustaba leer 100 páginas diarias, ahora soy un chico antisocial que pierde su tiempo cada vez menos en el facebook y más en el twitter. Y nunca, nunca ya en su blog.

martes, 9 de noviembre de 2010

No durante mi turno

Los recuerdos que guardo de mi infancia son muy pocos, y casi todos ellos los recuerdo más por las cicatrices de mi cuerpo que me acompañan desde niño, la más grande de ellas surca mi barriga desplazando mi ombligo ligeramente hacia la izquierda. Fue de cuando me operaron del apéndice.

De aquel tiempo existía una foto en la que aparezco a lado de una modelo amiga de mi papá que vino a visitarme para darme apoyo moral, lo único que recuerdo de esa imagen es que yo parezco un esqueleto vivo. Supongo que al recuerdo de esa foto le debo no haber olvidado nunca al Segismundo de Calderón de la Barca en La vida es sueño cuando recitaba: siendo un esqueleto vivo, siendo un animado muerto...

Yo tenía 8 años y vivía en Barranco, Lima-Perú, paseaba con mi familia por el puente de los suspiros, fue mi madre la primera en notar el malestar. Al día siguiente, muy temprano, me llevó a una posta médica que quedaba frente a lo que en ese tiempo era el colegio Mery’s Children, uno de los más pitucos del distrito.

Allí me diagnosticaron Hepatitis y me enviaron a mi casa con una bonita receta médica que debía seguir al pie de la letra.

Y la seguí durante varios días sin ninguna señal de mejora. A la semana y ya con todo el cuerpo amarillo, casi sin poder caminar, sin apetito, y vomitando fluidos verdes y ambarinos, mis padres me llevaron de emergencia al hospital del empleado, de aquel paseo recuerdo que decoré el taxi casi casi a punto de llegar.

Los recuerdos de aquella noche son imágenes borrosas, como fotografías muy antiguas desgastadas por el tiempo: el taxi, la náusea, la sala de emergencias, mi papá llevándome en sus brazos de lo tan débil que yo estaba, un olor raro, los pasadizos, el doctor, sus dedos en mi estómago, los hundía y los sacaba con rapidez, ¿te duele? los volvía hundir ¿te duele cuando los hundo? y los sacaba ¿o te duele cuando los saco?

Yo no me quejaba de nada aunque me duela. A mi pequeña edad ya era un experto en estos casos, esa no era la primera vez que me enfrentaba a un doctor ni muchos menos, claro que nunca me habían llevado a un lugar tan grande, lo normal eran clínicas y postas de salud, pero no arrugué. Decidí que el doctor me caía bien y colaboré en lo que pude respondiendo sus preguntas. Casi sin escucharlo el médico dijo lo siguiente: “Apendicitis Aguda Gravísima, este apéndice está a punto de reventar, si lo traían mañana no hubiese aguantado ni siquiera el viaje en taxi, si lo traían solo una hora más tarde el cuadro de peritonitis hubiese sido intratable”. En realidad, eso tampoco lo recuerdo, pero saco mi línea por el tamaño de las cicatrices y los exagerados recuerdos de mis padres.

De repente me encontré tendido en una cama de hospital con un mandil que me dejaba descubierto el culo y parte de la espalda. Me inyectaron la anestesia. Hasta ese momento todo bien, las inyecciones no eran novedad para mí: vacunas, fiebres e infecciones ya me habían dado la experiencia suficiente para afrontar esta anestesia sin molestia alguna. Incluso creo que me dio risa cuando el doctor empezó a contar: 1, 2, 3, como si esa ampolleta, 4, 5… fuera capaz de tumbarme... 6… 7…

No recuerdo haber escuchado nunca el número ocho. Me quedé viendo la deslumbrante luz encima del quirófano y caí en un profundo sueño.

Cuando desperté, estaba en medio de un pasadizo oscuro y lleno de camas con enfermos de igual gravedad, intenté levantar mi cabeza para ver más allá, intenté. Me dolía todo el cuerpo, no podía moverme, ni siquiera girar el cuello, nunca encontré un final ni un principio a la fila de camas que me rodeaban. Aunque esto parezca un sueño yo no lo recuerdo como tal. La segunda vez que desperté ya estaba en un salón grande con cuatro camas, ufff esta vez me dolía hasta los dientes.

Es extraño pero no fue sino después de muchos años que recién tomé conciencia de que estos recuerdos los tengo en mi memoria como si los hubiera vivido en tercera persona, no sé si me explico, yo me recuerdo nítidamente a mí echado en esa cama, recuerdo que jugaba conmigo mismo, me miraba mi ojo de cerquita y luego me alejaba todo lo posible, hasta el techo, hasta la ventana, nunca podía llegar más allá. Eso sí, no apartaba la vista ni por un segundo de mí mismo.

Supongo que era la fiebre.

Estoy seguro de que no lo soñé. Me da gracia que a pesar de que no podía moverme ni un milímetro, mi espíritu rebelde se las arregló para inventar un juego en aquellas circunstancias tan extrañas.

Estuve internado un mes, y un mes más en mi casa recuperándome. Viví varias semanas con la barriga literalmente abierta. Me miraba mucho al espejo pero ahora lo único que recuerdo es que las paredes estomacales asemejaban el interior de una granadilla. Tuve algunas recaídas, sé que me operaron más veces pero solo recuerdo la primera, ¿cómo olvidarla? las cicatrices me la recuerdan siempre.

Una mañana antes de pasar por el quirófano otra vez de emergencia, recuerdo que me levanté para orinar y algo apestaba, era yo, había pus por toda la cama. Era una infección.

Algunos doctores pensaban que no iba a lograrlo, yo mismo, me la pasé muchos años pensando que lo mejor hubiese sido quedarme ahí, en esa edad en la que todos me hubiesen recordado como un niño hermoso y genio que a los 5 años ya sabía leer y multiplicar. Del hospital me dieron de alta con la barriga abierta y hecho un esqueleto humano, parecía un alien con la cabezota que me manejo y el cuerpecito que me quedó después de tanta operación, fiebres, inyecciones diarias, transfusiones de sangre y complicaciones diversas.

Mi voz se apagó, mi cabello se afeó, mi caligrafía se hizo horrible (hasta el día de hoy) muchas habilidades motoras se me atrofiaron.

Pasarían por lo menos tres o cuatro años para recuperarse del todo, y regresar a mis andanzas de mocoso terrible y jodido una vez empezada la secundaria. Mi madre aún sigue creyendo que fue un milagro de san martincito de porres. Con el tiempo aprendí a amar la vida. "quiero estar bien vivo, no quiero morirme de ninguna manera, tan rico que es vivir" me dijo alguna vez Víctor Delfín y yo le creo.

Todos estos recuerdos regresan a mí ahora que recibo unos correos de la multinacional Kimberly Clark Health Care para difundir una campaña de prevención que protege a los pacientes de Infecciones Asociadas a la Asistencia Médica (IAMM) denominada No Durante Mi Turno en http://es.haiwatch.com

En el siguiente enlace está la explicación a todo: http://prevenciondeinfecciones.com

Comparto esta invitación con ustedes para que apoyen y difundan esta campaña de prevención a través de las redes sociales, twitter, blog, facebook, etc.

"Para nosotros es muy importante lograr comunicar este mensaje a través del mundo por que es un problema que debe ser completamente evitado. Si logramos concienciar a las personas de las Infecciones Asociadas a la Asistencia Médica (IAAM) estoy segura que podremos lograr un cambio positivo para el futuro." Me escribe Claudia Barajas a mi gmail y yo le creo.

El riesgo de infecciones asociadas a la asistencia médica en algunos países en vías de desarrollo es 20 veces más elevado que en países desarrollados.

Las infecciones asociadas a las asistencia médica constituyen un problema que ha alcanzado el nivel de crisis mundial.

En un momento dado, 1,4 millones de personas en el mundo sufren infecciones adquiridas en los hospitales.

Los pronósticos muestran que en países desarrollados al menos uno de cada 10 pacientes se perjudican mientras reciben atención hospitalaria.

domingo, 7 de noviembre de 2010

El Pirata que yo fui

Ya había anochecido hace rato en los parques de palermo, el concierto solidario argentina abraza a argentina llegaba a su fin. Abrió la tarde walter domínguez, siguió miranda, inesperadamente miranda, luego entró d-mente y algunos grupos argentinos que yo no conocía, los tipitos, estelares, árbol, los más esperados fueron 'no te va gustar' a mí que soy un desquiciado de la ortografía española, por supuesto que no me gustó, la escritura correcta del nombre del grupo debió ser 'no te va a gustar'. Ese pequeño detalle me bastó.

Ya habían tocado los cafres con la compañía de fidel nadal, y un místico reggae revitalizante flotó por el aire. Ya había tocado un antipático vicentico que todos querían que no se quede, que se vaya rápido. Me sorprendió que mientras vicentico tocaba para el olvido unas cuantas canciones que la gente no seguía, todos empezaron a corear "pappo no se murió, pappo no se murió, que se muera cerati laputamadrequeloparió" y justo al otro día cerati caía en coma hasta el día que estoy escribiendo estas líneas... en pocos minutos, un considerable grupo de argentinos desestimaba a dos de sus más grandes referentes musicales, vicentico y cerati. (Porsiaca ignorantes, Pappo es Pappo Napolitano, el genial Pappo de la paternal que falleció hace unos años, al cual, por cierto, ni vicentico ni cerati se acercan lo más mínimo.)

El plato de fondo fueron los auténticos decadentes, la fiesta fue fenomenal, la sensación de libertad se apoderó de mi cuerpo, olvidé el cansancio, las horas de pie, saltando, apretando, forcejeando con los extraños, la mano que intentaba captar fotos que ahora están perdidas en algún cd, todo el cansancio se me fue, sencillamente los auténticos lo cantaron todo, ya había anochecido hace rato y el concierto solidario en los parques de palermo llegaba a su fin.

Las dos últimas canciones, memorables: la guitarra y los piratas, mi vida pasó delante de mis ojos, todas las fiestas donde bailé esas canciones, los cassettes donde los escuchaba, todo volvió a mí mientras saltaba a la par de los otros 55 mil argentinos que me acompañaron esa tarde que ya se había hecho noche.

Para que tengan una pequeña idea de la locura que desataron esas canciones, agrego a este post la versión de la canción pirata en la fiesta del bicentenario, otro pequeño concierto gratuito al aire libre en el que me los encontré a estos decadentes.



Nunca olvidaré la manera en que canté esa canción pirata aquella tarde. Era como si pudiera ver todo desde otro ángulo, me metí al pogo, en ningún concierto en Perú de metal había visto un pogo tan temible, no me importó, era uno de esos momentos eternos que te da la música.

¿Que a qué viene todo esto? Pues a algo que no tiene nada que ver con esto. De pronto me encontré a mí mismo en twitter defendiendo algo que nunca pensé que iba a defender. La compra de un libro original. Sí, así es, se trata de la novela más reciente de Mario Vargas Llosa (no quiero decir última) El Sueño del Celta..

La mayoría de personas que sigo en twitter se quejaban de que estaba muy caro los 69 soles que cuesta la novela, que cómo va a ser posible y toda la vaina de la pobreza de siempre y que así cómo quieren que haya gente culta en este país y todo el rollo. Algunos ya malearon diciendo que la iban a conseguir en versión pirata o que a través de internet les salía a mitad de precio.

Más allá de las bromas que a veces se suscitan en el twitter, a mí el tema me ofuscó.

Primero, a nadie le interesa que haya gente culta en nuestro país, eso ya está visto desde siempre.
Segundo, leer El sueño del celta, no te convierte por acto de magia en 'una respetable persona culta'.
Tercero, he visto libros categoría caca que cuestan más, mucho más de 69 soles, ¿cuántos de ustedes han visto en las bibliotecas de sus amigos las colecciones completas de harry potter, señor de los anillos, crepúsculo y qué sé yo qué tanta otra porquería que se publica ahora y se vende como pan caliente en todo el mundo?
Cuarto, el hábito de la lectura no empieza por el precio de los libros.
Quinto, así ese libro lo regalen en las escuelas públicas, no creo que muchos lo lean.
Sexto, la mayoría de personas que les parece un insulto, una cachetada para la pobreza peruana, gastar (digo gastar, no pagar) 69 soles por una novela de Mario Vargas Llosa, gasta mucho más dinero en bebidas alcohólicas, accesorios innecesarios, y demás tonterías, lo que la moda dicte que es obligación.
Séptimo, espero que los que están tan desesperados por leer El sueño del Celta, ya hayan leído al menos Conversación en la Catedral, La guerra del fin del mundo, o alguna otra de las novelitas de nuestro nobel. Sí, lean bien la última palabra que he escrito: 'nobel', y lean además y con detenimiento la palabra que le antecede: 'nuestro' y póngase una mano en el corazón y la otra en el bolsillo y repitan después de mí: Mario Vargas Llosa Vale Oro Carajo.

PS. Este no fue un post auspiciado por ninguna librería ni editorial ni es un canje de nada, ahora si usted amable lector se le ablanda el corazón y desea sorprenderme con un pequeño regalo de navidad, ya sabe, mi correo de gmail lo reviso a diario.

viernes, 8 de octubre de 2010

Queremos tanto a Vargas Llosa

*

Jueves 7 de Octubre de 2010. Me desperté a las 6 y 25 de la mañana. Otra noche que no duermo más de 4 horas. Tenía que trabajar, tenía mucho sueño, salí de mi cama y me fui al dormitorio de mi primo el Cata, donde está la tele, felizmente estaba apagada, me acomodé en una de las camas y seguí durmiendo. Mi celular sonó a los pocos minutos, era mi papá.

Estaba emocionado, parecía que había ganado algo. No era él, lo único que quería transmitirme su alegría era que a Vargas Llosa le dieron el premio Nobel de Literatura. "Ah mira, qué bien, qué gusto." le respondí pensando "¿esto se habrá estado comentando anoche en twitter?" mientras él me respondió emocionado algo como esto: "ahora podrás contarle a tus nietos que le estrechaste la mano a un premio nobel, ¿aún guardas las fotos que te tomaste con él? Le respondí que sí y colgó.

El Cata había escuchado la conversación, prendió la tele. Estaban hablando de Vargas Llosa, yo estaba más dormido que despierto. Vi fotos antiguas del escribidor, y luego la cara de poto de Aldo Mariátegui interrumpiendo cada dos segundos la emoción de su compañera. Este tipo es tan odioso que está narrando un momento histórico para el Perú y lo único que sabe es dar datos insignificantes: que Octavio Paz, que Borges, que el sexto nobel latinoamericano, que en las apuestas de Londres Vargas Llosa estaba en el puesto 18, que en Londres apuestan hasta si llueve o no llueve, que los premios nobel siempre son inesperados... Maldito Aldo Mariátegui, hazle un favor al Perú y cámbiate de apellido, ¿no quieres apellidarte Cataño? Aldo Cataño suena bien para mí y para tu cara de poto y para tu pensamiento de poto y va con tu apoyo a la candidata del poto.

Pensaba mientras abandonaba otra vez este asqueroso mundo real comandado por la voz de poto de Aldo Mariátegui comentando la mejor noticia que podría recibir un país, oye, imbécil, esto es mejor que campeonar un mundial de fútbol. Métete tus estadísticas al poto. Seguí pensando ya mientras dormía.

Dormí un par de horas más. Tuve unas cuantas pesadillas bien intensas. Soñaba que el sol no existía, que todo andaba a oscuras medianamente iluminado por unos postes de luces naranjas. Todos los metales estaban oxidados, y había mucho mucho movimiento de carros, trenes, subtes y demás. Yo tenía 4 habitaciones en distintos lugares de la avenida principal pero ninguna tenía pared. Me echaba a dormir y no me dejaba tranquilo el ruido del caos que producían los seres humanos movilizándose en ese mundo oscuro. Yo me movía muy rápido, y habían escaleras, tiendas, edificios y trenes, al final tomé una combi, pagué una quina, llegué a una escalera que no llevaba a ningún lugar, pensé que debería haber llevado mi cámara para tomar una foto y mandársela a la gente de perufail. Todo era un caos espantoso. No quería despertar.

*

Los diarios no hablaban del nobel de Vargas Llosa, ¿a qué hora se dio la noticia? Me pasé toda la mañana trabajando, me tocaba clases con los niños de inicial. Fui feliz. Terminé de trabajar y tocaba reunión semanal de profesores, 24 adultos reunidos en una sala, todos sin almorzar, y la reunión empieza a la una y media y termina a las 3 de la tarde. Muchos problemas, pocas soluciones, no me gusta la mala vibra que desparraman los adultos. Fui infeliz.

Empecé a pensar en Mario Vargas Llosa, premio nobel carajo, piensa Varguitas.

La felicidad volvió a mí. Yo lo conocí en la 4ta feria del Libro de Trujillo, y lo único que puedo decir de él es que de antipático no tiene nada. Firmó el libro a todos los que hicieron su fila, y eso ya es un montón. Para todos tenía una sonrisa cálida. Era un correcto caballero europeo, pero a la vez tenía algo de criollón. Su conferencia magistral estuvo repleta de ocurrencias que deleitaron al público. Estaba feliz. Era un hombre feliz. Me cayó bien, y eso ya es raro.

*

Muchos podrán decir, adoro sus libros, pero detesto su pensamiento político. Yo no, yo respeto sus ideas aunque no las comparta. En un video que el señor Sifuentes acaba de subir otra vez a su blog comenta justamente esto de que "Vargas Llosa cae simpático, a pesar de que dicen que es antipático".

Yo recordé más bien que el que me cayó súper antipático fue Bryce Echenique. En la última visita que hizo a Trujillo, presentación de su libro la esposa del rey de las curvas, en el after party se comportó pésimo, peor que diva, capaz de escupir a cualquiera que se le acerque con una camarita, y si le pedías un autógrafo, agárrate que nada podía ponerlo de peor humor.

Lo que me pareció más gracioso del video del señor Sifuentes, es que Vargas Llosa declara que le gustan los toros. ¿Y? ¿Qué tiene de malo? También le encanta el fútbol, el cine, la literatura, es hincha de Universitario de Deportes y del Real Madrid. Cometí el error de comentar esto de los toros en twitter, al toque me cayeron unos cuantos unfollows. Gente pedorra. Yo crecí yendo a un mercado barranquino donde mataban el pollo que ibas a comprar delante de ti, lo metían a una especie de embudo que terminaba con filo. ¿Y?

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OK, ahora viene la frase típica de la noche: El primer libro que leí de Vargas Llosa fue Conversación en la Catedral.

Yo de niño consideraba a los libros como mis amigos, este primer libro que leí de Vargas Llosa llegó para quedarse, como lo escribí hace un tiempo en este blog. Al comienzo tuve mis reparos para con Vargas Llosa, recuerden que crecí en la época del Fujimorismo, donde todos los amigos periodistas hablaban de Vargas Llosa como "el ciudadano español".

Cuando leí ese primer libro de Vargas Llosa, se fue a la mierda toda la basura que los medios de la dictadura hablaban sobre él. Este pata estaba contando la historia del Perú, sus problemas políticos y sociales. La estructura de las conversaciones laberínticas fue genial. Me volví loco. Me volví un experto en detectar nuevas conversaciones al aire. Las marcaba, le ponía númeritos, escribía notitas, me sentía como Russell Crowe actuando de John Nash. Este libro era para mí un paraíso. Borges podía meterse su biblioteca al poto.

Lo único que me decepcionó de Conversación en la Catedral fue el final, no recuerdo por qué, no me pregunten el final ahora, yo tenía 19 años, hubiera preferido que el libro acabe donde comenzó.

Luego he tenido la suerte de leer La fiesta del Chivo, que me lo prestó mi hermano Paco, El paraíso en la otra esquina, que me lo prestó un amigo profe de literatura, también leí Lenguaje de una Pasión, ese libro no recuerdo a quién se lo robé.

La guerra del fin del mundo fue el último libro que leí de Vargas Llosa, pero no se preocupen, vendrán muchos más.

Gracias Mario, leer tus ficciones es siempre un placer, saber que eres peruano es un orgullo, leer de tus problemas en la escuela militar me sirve para reírme de los míos, recordar que creciste sin tu padre me ayuda a creer que mi hijo algún día será premio nobel.

Los que nunca hemos ganado nada, ni siquiera una canasta por el día de la madre, nos alegramos de tu triunfo.

Gracias Mario.


* La foto la tomé de la galería del fotógrafo Heduardo con Hache, no se pierdan la galería completa.

** El retrato es de Andrés Edery

martes, 14 de septiembre de 2010

Queríamos tanto a jaime bayly

Muramos, Beto Ortiz!


David Novoa, barrendero

Aún recuerdo los primeros programas de Jaime Bayly en los noventas: lo mundanos, ingeniosos y divertidos que eran: y mejores cuando sacaba del bolsillo el libro que leía por esos días y se mandaba, así ligerito de huesos, con reflexiones literarias por televisión. Con eso me ganó.

Lo veíamos jugando a la farándula, gozándola, ganando su billetazo de estrella mediática, pero detrás de esa circunstancia también descubrimos al patita cultivado, al alma sensible, al pituco inteligente.

Al menos -en contraste con los miles de profesionales analfabetos de mi generación- a alguien que se conmovía y se enriquecía a través de este hábito tan estimulante a la mente y al alma que es la lectura.

En aquel entonces ni nos imaginábamos que Bayly soñaba con ser escritor. Más bien fue Beto Ortiz quién irrumpió en los diarios más importantes del Perú con sus crónicas redactadas en una prosa prodigiosa, cuya musicalidad y riqueza de imágenes te llevaba a estados de embeleso. Crónicas literarias que luego transformó en reportajes televisivos, los que terminaron conduciendo sus pasos hasta el protagónico set de un programa de televisión.

Lo demás es por todos sabido.

Hablar de cualquiera de los dos es redundante en el Perú. Aunque con más tino y éxito –facilitado por su status elevado y por su apariencia más agraciada- igual Bayly rodó como cordero en el matadero de los noticieros amarillistas y de los programas faránduleros. Sin embargo, logró su cometido inexorable e inamoviblemente porque como bien ha confesado en sus últimos programas, el destacado periodista ya ha cumplido los dos más importantes sueños de su vida: Conocer el amor y ser, mal que bien, un escritor.

Ortiz, por otra parte, gordito nerd del colegio, blanquito clasemediero, fue becario a punta de intelecto en la universidad de Lima donde, como Bayly, tampoco concluyó sus estudios profesionales porque simplemente no los necesitaba. Y bien que lo han demostrado los dos con sus libros, con sus éxitos y reveses televisivos, con su amor-odio con los políticos de turno y con su liderazgo de opinión que en el caso de Bayly ha empezado a influir ya en otros aspectos de nuestra convivencia nacional.

Que Bayly es más exitoso que Beto, nadie lo pone en tela de juicio. Que Beto escribe mejor que Bayly, eso sólo lo saben los que leen. (Por ejemplo, Bayly que lee, lo sabe).

Que Bayly es leído porque su popularidad televisiva lo ha erigido como un icono de nuestra idiosincrasia, es una verdad que se puede inferir fácilmente. Que a Beto lo lean los pocos miles que realmente disfrutan de la lectura en el Perú es una simple verdad.

Bayly no escribe mal. Claro que no. Es cautivante, soberanamente ameno y efectivo, pero Beto Ortiz es un poeta. Y como todo buen poeta, más para su mal que para su bien. Un poeta es otra cosa. Los límites de su experiencia son más desprejuiciados –y por ende más profundos, amorales incluso- y eso aflora en su conmovedora y, a veces genial, prosa. Beto ha besado literalmente los labios del Perú real que Bayly sólo mantiene como un amigo de lejos, al que no deja entar a su casa. (Como hizo con Tongo quien tanto le pedía visitar su hogar y conocer a sus hijas y al que, al parecer, nunca le permitió esa intimidad amical).

Pero nada de esto es malo. Nada de esto nos vela la visión real de este dúo de peruanos capazotes y brillantes. Nada. Nada hasta esta última pelea que ha desenmascarado la servidumbre de los dos por el dios de la Arrogancia y la Venganza.

En síntesis -y como vimos todos por televisión- Ortiz se comportó como dice el mismo Aldo Miyashiro: absurda, necia, torpe y tontamente. Expuso en su programa Enemigos Públicos a la familia de Bayly al denunciar los montos de sus nuevos lujosos departamentos, brindando las direcciones y las imágenes de su ubicación. En nuestro peligroso contexto urbano donde roban y secuestran, donde extorsionan y asesinan ese fue un acto erróneo.

La verdad ni el más cruel de los malos, ni el más corrupto de los políticos merece ser regalado así a los choros. Así tan papayita, no pues. Pero ha sido la respuesta de Bayly la que nos ha estimulado estas reflexiones. Que se haya disgustado es normal, inclusive que hasta haya hecho despedir a Beto Ortiz del programa que conducía y que era su principal medio de vida, es aún humano. Una por otra.

Es feo, claro, como el noventa por ciento de la peruanidad, más peruanamente hablando, hasta eso se acepta. Sin embargo, el ensañamiento mortífero y pestífero y cancerígeno con que ha invadido la atmósfera luego de haber reducido al desempleo a su enemigo, es inaceptable.

Igual a los políticos que creen que el ejercicio de su egoísmo es hacer el bien, que creen que destruir a sus rivales -quienes también desean beneficiar a la sociedad- es servir a la sociedad, igual a estas personas que puso contra el paredón durante decenios, igual a ellos se ha revelado cruel, pegándole al que no puede defenderse, y lo peor de todo, lo más feo de todo: se ha revelado burlón. Eras abusivo, Jaime. Abusivo y burlón. Qué pena.

¿Pero de qué te has valido, hermano padre de familia, hermano conductor de televisión, para extirpar a Beto Ortiz de Panamericana? Te has valido de los miedos y de las miserias de los dueños de ese canal; o sea de nada de lo que puedas enorgullecerte. Has asustado a estos pobres millonarios con la exposición de sus chanchullos. Les aplicaste la ley del muero yo o mi empleado, e hiciste que sacrifiquen al cordero.

En otras palabras conocías los tejemanejes de los Schultsz y los mantuviste en la caja fuerte de tu coinciencia hasta que te convino utilizarlos, pero no para defender al Perú, pero no para limpiar las calles de estas personas que se han hecho de grandes fortunas injustamente: las usaste para vengarte de tu enemigo.

Y luego que lo viste derrotado, te burlaste de él ante millones de adultos pensantes de nuestro país evidenciando que en realidad no piensan, pues a todos les parece urgente ganar, todos se desesperan por levantar aunque sea un segundo su cabecita por encima de la medianía aunque sea pisando a los demás, aunque sea haciendo trampa, aunque sea sin belleza, aunque sea convirtiéndonos en lo que desaprobamos públicamente todos los días.

¿Cuál es tu poder, entonces, hermano Jaime Bayly, sino el mismo poder de los que chantajean a los que tienen timos e impudicias que esconder? ¿Cuál sino el de muchos de los políticos a los que apuntas con el cañón del Francotirador?

Sólo quería informar que ya no quiero que seas candidato a la Presidencia de mi paisito, que quizá nunca quisiste serlo y tal vez sólo estuviste hueveándonos. Por ahora, respetado Jaime, no estás a la altura de la genuina transmutación del alma que puede salvarnos de este atolladero de inconciencia y egoísmo.

Y quería decirle a mi equivocado hermano poeta Beto Ortiz, jodido y genial, que yo también estoy equivocado -es la verdad- y lo abrazo fuertototote y que entre los amigos reales hay amor verdadero y nunca se abandonan y nos sentamos aquí, en la parte más tenebrosa y sombría del infierno, contentazos a esperar que nos mate bien esta muerte, porque es muerte de curación, de purificación y de resurección.

Muramos, Beto Ortiz!

sábado, 19 de junio de 2010

Tercera Carta a mi hijo Salvador Armando por el día del padre




Este es el tercer año que espero a que sean las 12 de la noche del inicio del día del padre para sentarme a solas frente a mi computadora a escribirte estas cartas que espero algún día puedas leer.


Sin embargo esta vez es diferente.


Para empezar no sé qué decir. Hace mucho no te veo, estoy fuera del Perú, cuando te hablo por teléfono ya ni siquiera me prestas importancia. Para ti yo ya estoy muerto -lo dice la psicología infantil.

Malditos putos psicólogos, por esa y por muchas otras razones siempre los odiaré.

Aunque mis padres y mis hermanos dicen q siempre miras fotos mías y te emocionas y empiezas a decir papá... fuck! I just realized que hace mucho no me lo dicen.

Otra diferencia, los dos años anteriores pasamos todo el sábado juntos y todo el domingo también, así que mi falsa soledad de la primera y segunda carta que te escribí solo duraba algunas horas nocturnas. Cuando anochecía, esperaba la media noche para escribir, al día siguiente imprimía la carta y la compartía con tus abuelos que nunca entraron ni entrarán a mi blog y luego me dedicaba a jugar contigo todo el día.


Esa es la principal diferencia de este año, esta vez estoy esperando desesperadamente a q sea la media noche del día del padre desde el 13 de febrero que fue la última vez que te vi.

Agrégale a eso que esta vez ni siquiera podré disfrutar de tu sonrisa.


Separarme de ti fue muy difícil, Salvador. Ese día fue muy raro, ocurrieron muchas cosas extrañas. Era cumpleaños de tu abuelo y también esa misma noche yo viajaba a Lima para partir a Brasil y no volver quién sabe hasta cuando.


Días antes estuvo lloviendo mucho en Trujillo, cada vez que ocurre eso, ocasiona serios líos en la ciudad peruana de la eterna primavera ¿? ya que nada en la ciudad (ni casas, ni pistas, ni veredas) está preparado para afrontar siquiera unas cuantas horas de lluvia. Lo bueno de aquel sábado fue que hacía tres días que el clima se mantenía sospechosamente "primaveral" ¿? Así que todos estábamos contentos y ya nos habíamos olvidado de los techos húmedos.

La cuestión es que estábamos en pleno almuerzo de cumpleaños de tu abuelo con familiares y todo y a mí se me entraron unas ganas impresionantes de cagar. Te llevé conmigo al local de Inicial, quisiste meterte en tu aula de verano, no quisiste jugar con tu carrito en el patio, consideré que si te quedabas tranquilito podías esperarme en esa aula sin problema mientras iba y regresaba. A punto de sentarme en el trono estaba cuando de pronto te escuché gritar.

Tu llanto era desolador, y salí corriendo a tu encuentro. Tú nunca lloras así. Te encontré empapado de agua y temblando de miedo y de frío. Una maldita bolsa de agua se había acumulado en el tapiz del techo sin que ninguno de nosotros se diera cuenta. Era agua sucia, agua estancada de tres días, agua de lluvia apestosa de Trujillo que se le ocurrió venirse al piso en el preciso instante en que tú decidiste sentarte en esa precisa mesita justo en el momento que a mí se me había ocurrido la genial y estúpida idea de que me acompañes a cagar.

Inmediatamente me sentí culpable de todo.

No sé cómo encontré el maletín con tu ropa de recambio, la verdad era que olías a agua podrida, te tuve que bañar, la piscina del tercer piso estaba sin agua (por las lluvias ya no la habíamos llenado), así que te bañé rapidito en el lavadero de la cocina. Te puse tu ropa limpia, pero seguías asustado, llamé a tu abuela para que te pase el huevo y te haga sus magias que solo ella sabe hacer y se te quite el chucaque, eso funcionó.

Me sentía tan raro, sabía que era el último día que nos veíamos y no me podía explicar cómo había sucedido aquello. ¿Por qué a ti que eras solo un pequeñito de dos años? Esa agua sucia pudo haberle caído a cualquiera o a nadie, pero justo tuvo que caer en ese momento que te pusiste a jugar en esa mesita.

Mi mamá intentó consolarme. Se hicieron las 7 y media de la noche y había llegado la hora que no quería que llegue. Yo mismo agarré el carro y te senté al volante, mi madre iba a lado de nosotros, te llevé a la casa de tu madre, tenía que hacerme el fuerte, tú estabas contento manejando conmigo, íbamos despacito, como para que se hagan más largas las 10 cuadras que separan mi casa de tu casa.

Inevitablemente llegamos a la despedida que más deseaba evitar. Solo te abracé una vez más y te dejé en los brazos de tu madre. El regreso fue triste, manejé más bien rápido mientras las lágrimas se hacían reales, me dolía tanto dejarte, nunca he tenido ese sentimiento por nadie en mi familia. Cuando yo estudiaba en Lima, mis padres se fueron a vivir a Trujillo, en verdad, nunca los extrañé del todo, amaba mi libertad, mis hermanos mayores pasaban todo el día en la calle, practicamente, tenía la casa para mí solo todos los días, era feliz.

Siempre que he viajado antes me pasó lo mismo, me olvido de todos, no pienso en nadie, disfruto mis viajes a plenitud y mi madre me entiende y disfruta de mi independencia, mi papá igual, todos en mi familia me conocen y saben que puede ser que si salgo de viaje no vuelvan a saber nada de mí hasta mi regreso (a menos que necesite money) lamentablemente ahora existe el facebook y muchas veces mis hermanos ya me tienen podrido.

Pero, en cambio, Salvador, a ti te extraño a todas horas, no puedo dejar de preocuparme y pensar en ti. Hace unas semanas vencí mi cobardía y llamé a tu madre, hemos hablado por teléfono un par de veces un par de horas, hablado mucho de ti y de las situaciones que sucedieron para que se acabara nuestro amor que aún recuerdo con ternura.

Antes yo quería ser su amigo pero ella no me dejó, ahora ella quiere ser mi amiga, pero yo no sé, por más que no siento rencor hacia ella, sí siento que hay algo que no podré perdonarle, algo que considero peor a todo lo que yo pude hacer para ofenderla.

Siempre me he reído, me río y me reiré de los golpes, mentiras y traiciones que otras personas me han propinado. Incluso he vuelto a dar la mano y sonreído cortésmente a seres que merecen el repudio total de mi persona. Sin embargo a tu madre no puedo mentirle, no puedo hacer el hipócrita con ella, la verdad es que no me siento cómodo cuando la tengo cerca.

Aunque esto ya pasó hace mucho tiempo y yo no debería ni recordarlo, hasta ahora, nadie me ha golpeado de esa manera. Una vez a ella se le ocurrió decirle a una jueza que mis padres y yo no te queríamos, que te tratábamos mal. Y ese es una espina que hasta ahora llevo clavada en el costado.

Lo más curioso es que la jueza ni siquiera le creyó. Pero la intención es lo que cuenta, dicen.




Separarme de ti fue muy difícil, Salvador.

Ese último día que pasamos juntos fue muy raro, y ocurrieron muchas cosas extrañas más. Era cumpleaños de tu abuelo y también esa misma noche yo viajaba a Lima para partir a Brasil y volver nadie sabía cuándo.

Felizmente ahora yo ya sé.





lunes, 22 de marzo de 2010

Baltazar Caravedo Politiniquería 7ma Entrega

Llega al fin la edición de la entrevista que hiciera a Baltazar Caravedo en la Cámara de Comercio de Trujillo hace ya un mes y medio. Me veo en el video, y vaya que me doy cuenta de que soy súper feo. jaja

En serio, no sé como puedo ser tan distinto con cabello corto, con barba, con lentes, o cuando me afeito o me rebajo las patillas, antes me rapaba completamente cada medio año, algunos ni me reconocían. Pero en este video sí salgo recontra feo. Ja

Ahora comprendo por qué Baltazar no quería acceder a la entrevista. Habrá pensado, "y este pirañita qué hace acá?" jaja

Felizmente los buenos amigos, el sociólogo Juan Ramón Gamarra Nieto y el presidente de la Cámara Javier Caro Infantas lo convencieron de brindarme unos minutos.

Ese hígado de negro que entrevista no es un pirañita, es un pata que estuvo todo el día en la calle yendo de un lugar a otro entrevistando allá y acullá por puro amor a Trujillo y a sus trujillanos ilustres.

Señores, con ustedes, Baltazar Caravedo hablando sobre política y otras porquerías.

PRIMERA PARTE


Allí donde dice Chullachaqui debió decir "Irresponsable antisocial"


SEGUNDA PARTE

martes, 16 de marzo de 2010

El Oscar Brasileño

Gracias Iotti por la colaboración.
(Hacer Click en la Imagen para ver en buena calidad)

Lula O filho do Brasil, (Lula, el hijo del Brasil) o cómo un presidente puede ser un alcohólico cachaçero y un súper actor productor a la vez.

Aprende Toledo.

sábado, 13 de marzo de 2010

Glauco Homenagem

Glauco es un dibujante brasileño. Según todos los homenajes, imagino que para ellos es como su Juan Acevedo. Glauco tenía 53 años, lo mataron de cuatro balazos el viernes en la noche, a él y a su hijo de 25 años. Esta es la última entrega de su tira Doña Marta publicada el jueves en un periódico de Sao Paolo.


Justo dibujó armas de fuego horas antes de ser baleado en la puerta de su casa. Simple coincidencia?
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Glauco Villas Boas



Acá está dibujando a Geraldão que es, al parecer, su personaje más entrañable.



Las revistas Geraldão (portadas)



Geraldão es un hombre sin complejos y lleno de vicios, siempre apurado, perdido por las mujeres, con un trago, cigarrillos, helados, inyecciones en los brazos y el falo erecto.


Hasta el presidente Lula presentó sus condolencias:

"Glauco foi um grande cronista da sociedade brasileira, entendia os usos e costumes da nossa gente e expressava isso com inteligência e humor. (...) Foi uma perda tremenda. Diante dessa verdadeira tragédia, quero expressar meu sentimento de pesar a familiares, amigos e admiradores"


El entierro fue hoy por la mañana.





Padre e hijo juntos



Los homenajes no se hicieron esperar, en http://universohq.blogspot.com/ están actualizando todos los homenajes a Glauco. Aquí seleccioné los que me parecen mejores. Son muchas viñetas, más de cien, y se siguen actualizando, incluso hay ya un video en homenaje a Geraldão

Andy


Allex Machado


Alexandre Oliveira


Alan Correo


Caio


Cesar Cavelanha


Diego Novaes


Dóro


Izidro


Jardel Cruz


Joao Bacellar


Jorge Braga


Jotaa

Marcus Pasetti


Mauricio Rett


Rafael Silvestrini
La muerte: "A veces, odio mi trabajo".


Raoni Santos


Tarciso Salvatore


Zanon


Luis Dourado
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Como era de esperar, Karry también presentó sus condolencias enlazando varios periódicos y otros blogs de caricaturistas de todo el mundo.
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Cuando le conté por facebook a Lucho Rossell la noticia, me respondió con un parco pero contundente: Acá no nos balean, nos matan de hambre.
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Al parecer Glauco era un grande. Si no hubiera muerto de una forma tan violenta, tal vez nunca hubiera escuchado hablar de él. La viñeta~homenaje que más me gusta es esta de Tony D'Agostinho
"Todavía no inventaron un arma capaz de matar a un artista"

viernes, 12 de marzo de 2010

Oh diosooooo


La razón por la que sigo con interés los desplazamientos de Beto Ortiz es que él fue el primero que se atrevió a difundir los vladivideos, que luego provocarían la caída del corrupto régimen fujimontesinista. Esa era la época en que la mayoría de medios se había vendido o se moría de miedo. A pesar de sus esfuerzos por mostrarse como una Diva "repelente" en cámaras, en los momentos decisivos Beto suele enfrentarse a los que están en el lado oscuro de la fuerza, donde ya se ubicó Bayly.
No olvidemos que nuevamente la televisión será el escenario donde se dará la gran "batalla" electoral. Ojalá Beto Ortiz siga escribiendo en Perú 21, pues junto con Jaime Bedoya son lo mejorcito que tenemos a la hora de escribir.
Heduardo Miyashiro


Otorongo de Víctor Sanjinez

ENEMIGOS PÚBLICOS

Nunca había tenido tantas ganas de ver televisión peruana en mi vida.
JA






Recuerdo a Beto Ortiz en la tercera feria del libro, caminando solito con un polo y un shortcito, muy veraniego, muy peruano/yuropean/sammer/style. Creo que llevaba lentes oscuros. Yo lo observaba de lejos, nunca leí un libro de él, no me acerqué a "hacerle el habla", lo que me daba algo de risa es que nadie se le acercaba. No tenía programa en la tele, pes. Pero no se engañen, ya era el año 2007, y Beto Ortiz ya era Beto Ortiz, solo que así es la fama, él se quedó paseando solito, lo perdí de vista.

Al siguiente año lo trajeron a Trujillo a presentar un libro editado por Estruendomudo (no recuerdo bien ni el nombre). Me pasaron la voz a última hora, me disfracé de payaso para la ocasión y fui a escucharlo.
De esa noche recuerdo que detrás de mí se sentó Gustavo Rodríguez, aquel publicista peruano que escribió un libro titulado "La furia de Aquiles". Leí ese libro en el primer ciclo de la universidad, no sé si el profesor Cailloma lo hizo a propósito o no, igual me pareció en libro mediocre con la lisura fácil y una historia monse. (Hay una adaptación de este libro en cuentos: "Los cuentos de la furia", que me parece mejor logrado). Total que me dio mucha risa de que Gustavo Rodríguez se siente atrás de mí, me di la vuelta y le ofrecí mi mano a manera de respeto: "Buenas noches, un placer conocerlo, yo me llamo Aquiles". La cara de Gustavo hizo un gesto que al instante traducí como: " y a mí que m... me importa, quién carajos eres, cómo te atreves, por favor aléjate, policíaaaaaaaa". Total que solo le ofrecí otra de mis tontas sonrisas y le di la espalda porque ya comenzaba la presentación del libro de Beto.
"Y tú qué te crees publicista webón, qué crees? que me gustó tu libro?" Pensé.

De esa noche es esta foto que sigue colgada en mi hi5.

Tampoco compré algún libro de Beto en esa oportunidad, recuerdo que gasté todo mi dinero en un Etiqueta Negra de Aniversario con Sabina de invitado especial, un Gato Pardo con Homero Simpson en la carátula y algunos helados. Como no me invitaron al after party, todo bien.

Al año siguiente, Cuarta feria del Libro en Trujillo, cambio de local, cinco veces más grande, gran expectativa, etc, etc, etc. Habrá sido las seis de la tarde cuando se me acercó Alfonso, el entrañable Sheriff de la Feria y me dijo: "Aquiles, en media hora llegan Aldo y Beto, tú te vas a encargar de su seguridad en el recinto ferial". "Ok, no problema, con cuántos policías y seguridad ciudadana puedo contar?" Se formó una sonrisa en el rostro de Alfonso. "Con ninguno".

Como normalmente en las ediciones de las ferias de libro de Trujillo yo hago el papel de "el tipo que está dispuesto a hacerlo todo" dije que no había problema. Llamé a mi hermano y a otro voluntario más y salimos a la puerta a esperar a los divos. (?)

Creo que nadie se imaginó que se iba a reunir tanta gente al verlos, felizmente entre los sapos también habían otros voluntarios así que hicimos cordón. Los llevamos lo más rápido posible al auditorio principal cuidando que no se separen, aunque ellos (Aldo y Beto) al comienzo no querían andar juntos. No era que estén peleados, sino que tenían curiosidades diferentes. Beto llevaba un polo que decía: "Fuck me, I'm famous"

Lo más difícil fue cuando terminó su conferencia. La firma de autógrafos. El cordón tenía que ser más grande y había mucha gente, ya iban más de media hora firmando autógrafos y tomándose fotos. Aldo quería ir al baño pero en la cola habían más de doscientas personas aún, y muchos sapos y colones hacían lo imposible por colarse para estar cerca de sus héroes (?) sin importarles insultar y golpear a los inocentes y sacrificados voluntarios. JA

Aldo ya no aguantó más y se puso de pie, "Ni hablar, compadre, ya no puedo seguir, tengo que ir al baño" Salió del círculo. Miré de reojo a Alfonso, la responsabilidad era mía. Jalé a mi hermano Sergio para que me reemplace y le dije a Jorge, el segundo voluntario en el que más confianza tenía, que me siguiera. Alcanzamos a Aldo que en ese momento era más "famoso" que Beto. El éxito de La Gran Sangre estaba en su apogeo, y la gran mayoría de curiosos estaban ahí por él.

"Es verdad eso de que hicieron entrenamiento militar para la película de la Sangre?", pregunté y dio un gesto afirmativo, así que lo agarré del brazo, "entonces corre compadre porque el baño más cercano está a 300 metros".

Ahí estábamos, en pleno complejo deportivo mansiche, Aldo, Jorge y yo corriendo de un extremo a otro de la feria. Era curioso ver a Aldo en persona, un tipo súper flaco, no conocía el camino y cada vuelta de esquina lo agarraba del brazo y se dejaba llevar como un trapo.

Llegamos al baño y con Jorge bloqueamos la puerta. Aldo demoraba. La gente empezaba a reunirse al rededor de la puerta del baño. Al rato, algunos señores de limpieza aprovecharon la ocasión para tomarse unas fotos con el tipo famoso que cerraba el baño y tenía a muchas señoras a la espera.

El regreso no fue por el mismo lugar, no, ni loco, me dije, ya todo el mundo nos ha visto. Son esas decisiones que hay que tomarlas en el momento. Salió Aldo y lo agarré del brazo, "Por acá ya no maestro" Y otra vez todo su cuerpo delgaducho se dejó llevar.

Recordé la primera frase de la novela de Vargas Llosa que estaba leyendo en esos días "La guerra del fin del mundo": "El tipo era tan flaco que parecía siempre de perfil..." Sonreí y atravesamos la Muestra Vargas Llosa en un par de segundos corriendo sin mirar atrás. Luego atravesamos igual de raudos la cafetería, saltamos un pequeño muro y después, para regresar al círculo donde se estaban tomando fotos con Beto solo quedaba un trecho largo y directo.

Parecía que estábamos en un video juego. Seguíamos el mismo trote. El plan del canbio de ruta funcionó. Al otro lado de la feria había mucha gente, no hubieramos podido regresar nunca al círculo. De pronto Aldo dijo algo parecido a esto: "Pasu mare, nunca vi una feria tan grande, oe gracias compadre, se ve que eres un profesional". "Normal tío, son años, ya estuve con Bryce, con Vargas Llosa, esto es un cachuelo". Y nos reímos.

Sacarlos del reciento tampoco fue fácil, pero entre varios voluntarios más que se habían sumado, hicimos un círculo de seguridad más fuerte. Todo eso me daba mucha risa. Incluso salimos en la tele.

En diciembre, conversando con Julio Carrión me enteré de que Beto había mencionado mi blog, o algo así, por aquello de la campaña del frío. Nunca lo sabré, en realidad casi nunca veo tele. Y las veces que me pegaba viendo enemigos íntimos era cuando invitaban a Tilsa Lozano.

Quién diría que después de tanto tiempo, iba a tener la oportunidad de hablar bien de Beto Ortiz.

Clap, Clap, Clap.


Coda: Hace unos días paseando por Lago Negro, acá en Brasil, vi a un gordito rosquetón igualitito a Beto Ortiz, mientras más me acercaba más igualito lo veía. Ya estaba pensando que en verdad era él hasta que lo escuché hablando en portugués. JA