sábado, 21 de febrero de 2009

El álbum blanco

El álbum blanco

David Aranaga

¿Por qué un disco que salió hace 40 años bajo el influjo de la meditación y cuando The Beatles estaban a punto de separarse sigue escuchándose como si fuera la primera vez?

Hace más 40 años, un 22 de noviembre de 1968, salió a la venta uno de los discos más importantes de la historia del rock’n’roll, y por qué no decirlo, de la música popular del siglo XX: el simplemente llamado “The Beatles”, mejor conocido como el “Álbum blanco”.

Después de la resaca psicodélica con que los cuatro melenudos alcanzaron cotas inigualables (Rubber Soul, Revolver, Sgt. Pepper) ¿qué les quedaba hacer? Pues… volver a las raíces. Y así lo hicieron. Después de su paso por la India y la meditación del Maharishi, que significó descanso, reconocimiento personal, pero también desengaño y frustración, los muchachos se dedicaron a dar forma a una gran cantidad de material acumulado, material que sintetiza sin lugar a dudas su mejor obra.

El “Álbum blanco” fue grabado en los míticos estudios Abbey Road con la producción de George Martin, entre el 30 de mayo y el 14 de octubre de 1968, periodo en el cual las relaciones entre los cuatro Beatles se resquebrajaron sensiblemente.

Este álbum doble es un compendio de sus diversas influencias, en él encontramos rocks rápidos, ritmos nuevos como el reggae o el ska, experimentos sonoros de diversa índole, asombroso el heavy metal “Helter skelter”, o la extraña y tremebunda “Revolution 9”, el dance hall o la psicodelia.

Es increíble pensar que fuera se quedaron temas del calibre de “Jealous guy” (obra maestra del Imagine de Lennon), o “Junk” del primer disco de Mc Cartney, o algunas exitosas canciones que luego formaron parte de la carrera solista de Harrison.

En este doble LP (30 canciones), encontramos uno a uno, desde el primer tema “Back in the USSR” hasta “Good night”, clásicos que formaran parte de lo mejor escrito jamás por banda alguna, lo que me hace reflexionar acerca del lamentable estado de la música actual, con grupos prefabricados que no pueden llenar un decente disco de 12 temas cada tres años… y los Beatles sacaban dos discos por año y cada disco contenía catorce temas… ¡¡catorce!! En fin, qué se puede decir.

Entre algunos datos de esta obra, podemos citar que la mayoría de los temas compuestos por John Lennon fueron hechos en la India. Por ejemplo Dear Prudence, tema inspirado en Prudence Farrow (hermana de Mia Farrow) compañera de meditación en la India, que acostumbraba a encerrarse a meditar día y noche. (Último rezago psicodélico de la banda). “The Continuing Story of Bungalow Bill”, canción en la que se burla de un compañero del Ashram del Maharishi, quien en medio de la meditación se fue a cazar tigres con su madre. O “Sexy sadie”, dedicado al Maharishi, de quien se decía no ocultaba deseos no tan santos sobre algunas de las invitadas. Esta es una etapa de transición de Lennon, de búsqueda personal. Así, su música y sobre todos sus letras se hacen cada vez mas introspectivas: “Julia” (dedicada a Yoko y a su madre), “I’m so tired” o “Yer blues” (sobre sus estados mentales depresivos), aunque aun hay espacio para la experimentación, sobre todo en “Happiness is a warm gun” (tema sobre drogas), y “Revolution 9” (con sus loops y grabaciones al revés).

Sin embargo, es Mc Cartney quien mejor se adapta a este “volver a las raíces” al estar menos atado a un patrón tan personal como John y dotado de más habilidad para inmiscuirse en diferentes estilos. En este disco encontramos desde temas acústicos como la hermosa “Blackbird” (dedicada al movimiento negro de los sesentas) “Mother nature’s son”, “Rocky Racoon”, o “I will”, hasta canciones que van desde el ska reggae (“Obladi Oblada”, odiado por Lennon), hard rock (“Helter skelter”, tema usado como inspiración por Charles Manson para sus crímenes) o dance hall (“Martha my dear”, dedicada a su perra).

Luego está George Harrison, quien a pesar de mostrar pocos temas (solo cuatro) llega a niveles muy altos de composición. Uno de estos es “While my Guitar Gently Weeps”, inspirada en el I Ching. Para la grabación de este tema (las relaciones entre los cuatro Beatles eran bastante tirantes, las peleas eran cada vez más agrias, tanto que las grabaciones se hacían por separado), fue invitado Eric Clapton, quien realiza los solos y como comenta Harrison, “fue increíble, no parábamos de pelear, pero inmediatamente entró Eric en el estudio, todos nos portamos bien, todo era armonía y felicidad”.

Otro tema importante de George es “Piggies”, que con aire de canción infantil es la más feroz crítica social creada por Beatle alguno.

Ringo, quien no contribuyó mucho en términos de composición, nos deja un agradable tema llamado “Don’t pass me by” y canta estupendamente el último tema del disco, la canción de cuna “Good night”. Fue precisamente Ringo el primero en “salirse” de la banda durante la grabación de este álbum. En “Why don’t we do it in the road?” (Paul se inspiró en la India, al observar como dos mandriles mantenían coito), se dio cuenta de que sus pistas de batería habían sido borradas. Después de 40 llamadas telefónicas de disculpas de los demás Beatles y de recibirlo con el estudio totalmente lleno de flores, es que “regresó” (aunque Paul dejó las pistas tocadas por él).

A pesar del lamentable estado en las relaciones de los cuatro, había momentos muy cercanos y emotivos. Durante la grabación de “Julia”, Paul estaba escondido detrás de los controles (cada Beatle grababa por separado “sus” temas). Cuando John terminó de interpretarla, “descubrió” a Paul llorando en silencio, se abrazaron y Paul le dijo al oído “Johhny… es una canción tan hermosa”.


Bueno, lo mejor que pueden hacer es escuchar el disco y sacar sus propias conclusiones. No se van a arrepentir, descubrirán un disco lleno de colores, de formas, de emociones y sentimientos diferentes, una obra que indudablemente seguirá imperecedera por siempre.

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